¿Sabías que el año nuevo antes empezaba en marzo?

Durante siglos, el inicio del calendario se marcaba en marzo, un mes cargado de simbolismo para los romanos. La evolución del calendario desde aquellos días hasta el actual sistema gregoriano es una historia fascinante llena de ajustes astronómicos, decisiones políticas y una buena dosis de caos.

Orígenes del calendario romano

Los antiguos romanos iniciaron su conteo del tiempo con un calendario de solo diez meses. Este sistema, atribuido al legendario fundador de Roma, Rómulo, comenzaba en marzo, conocido como Martius, en honor a Marte, el dios de la guerra y la agricultura. Este calendario de 304 días se extendía hasta diciembre, coincidiendo con el final de la cosecha, dejando los meses de invierno sin nombre ni uso práctico.

Los nombres de algunos meses actuales reflejan su origen: septiembre, por ejemplo, era el séptimo mes del año (septem significa siete en latín). Para los romanos, el tiempo estaba intrínsecamente ligado a la agricultura y los rituales religiosos.

Reforma del calendario de Numa Pompilio

En el siglo VII a.C., el rey Numa Pompilio introdujo un cambio significativo: añadió dos nuevos meses para cubrir los días faltantes del año solar. Así nacieron Ianuarius (enero), en honor a Jano, el dios de las transiciones, y Februarius (febrero), vinculado al festival de purificación conocido como Februa.

El calendario juliano

Este calendario lunar, sin embargo, era imperfecto. Los ciclos lunares de 29,5 días desajustaban constantemente el calendario respecto a las estaciones. Para corregirlo, se añadía ocasionalmente un mes extra llamado Mercedonius. Sin embargo, la falta de consistencia y el control del calendario por sacerdotes provocaban aún más confusión.

En el año 45 a.C., Julio César emprendió una reforma crucial: con la ayuda del astrónomo Sosígenes de Alejandría, introdujo el calendario juliano. Este sistema estableció un año de 365 días con un día adicional cada cuatro años, lo que conocemos como año bisiesto. Además, César decretó que el año comenzaría oficialmente el 1 de enero, alineándolo con el inicio del mandato de los cónsules romanos.

El calendario gregoriano

Aunque el calendario juliano era un gran avance, aún contenía un ligero error de cálculo: el año se sobreestimaba en 11 minutos. Este desfase acumulado se corrigió más de 1.500 años después con el calendario gregoriano, implementado por el Papa Gregorio XIII en 1582.

Adopción del 1 de enero como inicio del año

La adopción del calendario gregoriano consolidó el 1 de enero como el inicio oficial del año en gran parte del mundo occidental. Sin embargo, no todos los países aceptaron este cambio de inmediato. En algunos lugares, la celebración del año nuevo seguía otras tradiciones religiosas o culturales, como ocurre aún hoy en día con el Año Nuevo Chino, el Nowruz o el Rosh Hashaná.