"Llegué a pensar que no había nada malo en pasear, comer y pensar, pero cuando se trabaja en gastronomía, el consumo de alcohol es constante, desde el desayuno sirven cócteles o mimosas". Así explica Eliesheva Ramos, editora de revistas con 52 años de edad, los trasfondos del trabajo de sus sueños; en su caso, degustar platillos, describirlos y ser remunerada por ello.

El lado oscuro del mundo foodie

Ser un foodie, influencer o comidista, como también se les llama, es algo que está en auge. Jóvenes que se graban con sus celulares y muestran los platillos de forma llamativa, las sensaciones y emociones que les produce la comida; todo con la intención de inspirar a más comensales y atraerlos a distintos sitios.

Pero detrás de este trabajo de ensueño, hay un mundo oscuro: subir de peso, perder la salud, el gusto por la comida y hasta la alegría de vivir. Anthony Bourdain, un gurú de la gastronomía, murió por suicidio en 2018 a los 61 años. Adam Richman, protagonista del exitoso programa Man vs. Food, en el que "vencía" al plato más grande, picante o calórico, estuvo a punto de morir por una bacteria que contrajo durante su trabajo.

"He conocido a personas ('influencers') que ni prueban la comida, que solo posan y no comen nada, que le dan una mordida y luego la tiran, que mienten, que dicen que les gusta cuando no es así". Así lo afirma Lalo Villar, autor del canal La Ruta de la Garnacha, con 2,24 millones de suscriptores y 555 millones de visitas en YouTube.

A pesar de que muchos foodies aseguran tener excelente salud, especialistas como el periodista David Santa Cruz, señalan que dedicarse a la vida "foodie" puede ser perjudicial para la salud, "quien diga que no, está mintiendo o no se ha hecho sus análisis de sangre".

Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay 643 mil 265 restaurantes y otros sitios de comida que buscan atraer a foodies para generar más clientes y publicidad.

Exceso de grasas y sabores

La gastronomía se caracteriza por el exceso de grasas y sabores, lo que atrae a los comensales. "Entre más grasosa, más sabrosa la comida", dice un dicho mexicano que refleja la realidad de la industria gastronómica que busca atrapar sabores.

Las grasas atrapan los sabores y los vegetales, algunos nutrientes y vitaminas se disuelven en ellas, liberando sabores únicos. De ahí la importancia de las grasas en esta industria.

El periodista Santa Cruz explica que las fondas y la comida callejera utilizan ingredientes de menor calidad para reducir costos, pero incluso los alimentos de alta calidad como el jamón de bellota o el chorizo, tienen un alto contenido de grasas.

Consecuencias para la salud

El trabajo de los foodies está lleno de anécdotas sobre excesos en la comida. Villar recuerda un episodio en Qatar, donde comió cinco veces y se sintió tan inflamado que no pudo probar un postre que el realizador le pidió que comiera para completar una cápsula.

Villar, quien inició su canal en 2014, ha mantenido su peso gracias a una condición especial que le permite no enfermar por males gástricos, pero es consciente de que no podrá mantener este ritmo de alimentación por mucho tiempo.

Peluche Torres, otro popular foodie, asegura no tener problemas de salud a pesar de los atracones que se da para su canal y su serie La garnacha que apapacha. Tiene 31 años y atribuye su buena salud a una relación especial que tiene con la comida desde su infancia.

Sin embargo, el doctor Torres reconoce que el consumo de comida procesada es perjudicial para la salud y recomienda optar por opciones locales y de calidad.

El futuro del foodismo

El trabajo de los foodies ha evolucionado con el tiempo. Ahora, los videos largos tienen mejores resultados en YouTube, lo que obliga a los creadores de contenido a comer más y en más lugares.

Esto preocupa a los foodies, que son conscientes de que la vida de un foodie es corta y la edad es determinante. Ramos ahora asiste a menos eventos, elige opciones más ligeras y limita el consumo de alcohol.