El mosaico romano que volvió a casa
Tras un largo y azaroso viaje, el mosaico romano que fue descubierto en el siglo XIX en Panxón (Pontevedra) ha regresado finalmente a su lugar de origen. La pieza, que representa una escena marina, fue vendida y extraviada en el mercado internacional del arte, pero gracias a la iniciativa de un grupo de vecinos y expertos, ha sido recuperada y repatriada.
El mosaico fue descubierto en una finca particular antes de 1850. La familia Puga, propietaria de la finca, salvó un fragmento del pavimento romano y encargó una mesa de tijera para conservarlo. La primera propietaria fue Umbelina González Lavandeira, viuda del señor Puga.
Con el paso de los años, el mosaico fue vendido a Ricardo Blanco-Cicerón, uno de los mayores coleccionistas de arte de Galicia. Tras décadas de silencio, la pieza reapareció en el año 2000 en Castellana Subastas (Madrid) y fue adquirida por un pujador danés.
En 2012, el mosaico ya había llegado a Nueva York, pero en Galicia se le había perdido el rastro. Seis años después, el abogado Gonzalo Fernández-Turégano redescubrió la pieza en el catálogo de la casa de antigüedades Carlton Hobbs.
Fernández-Turégano, amante del arte y muy vinculado a Nueva York por razones de trabajo, impulsó una iniciativa ciudadana para recuperar el mosaico y devolverlo a su tierra. El colectivo logró la implicación del Ayuntamiento de Nigrán y, entre la aportación del consistorio y una campaña de micromecenazgo, reunió el dinero necesario para comprar la pieza.
El proceso de recuperación fue lento y desalentador, pero finalmente, con la colaboración económica del Ayuntamiento de Nigrán y de todos los amigos y donantes, se logró el objetivo.
El mosaico ha sido instalado en el salón de plenos del Ayuntamiento de Nigrán, donde quedará expuesto hasta que se ubique en otro espacio definitivo.
Un tesoro histórico
El mosaico romano de Panxón es un valioso testimonio del pasado romano de Galicia. La pieza, que data del siglo III d.C., representa una escena marina con un mújol y un par de almejas. Los animales aparecen sobre un mar resuelto con trazos conocidos como “moscas de agua”, el mismo símbolo hallado en otros mosaicos ibéricos de temática oceánica.
Según los expertos, el mosaico formaba parte de un pavimento romano mucho más grande que decoraba una estancia de una antigua villa en O Castro de Panxón. El hallazgo de la pieza ha permitido recuperar una parte de la historia de este enclave, que fue un importante centro de población durante la época romana.
El regreso del mosaico romano de Panxón a su lugar de origen es un motivo de celebración para los vecinos y autoridades locales. La pieza, que ha sido recuperada gracias al esfuerzo de todos, se ha convertido en un símbolo de la identidad cultural de Nigrán.