Descubriendo el disfrute frente al placer
Arthur C. Brooks, profesor de la prestigiosa Universidad de Harvard y renombrado investigador en psicología positiva, ha dedicado su carrera a desentrañar los pilares de la felicidad. Su aproximación desafía la creencia popular de que la felicidad se basa únicamente en acumular momentos placenteros, sino que la concibe como un equilibrio entre tres componentes clave: disfrute, satisfacción y propósito.
El disfrute y el placer: una distinción crucial
Uno de los aspectos fundamentales de la teoría de Brooks radica en la distinción entre disfrute y placer, términos a menudo utilizados como sinónimos, pero que él considera esencialmente diferentes. El placer, según Brooks, se experimenta de manera inmediata y fugaz, como la sensación que brinda una comida deliciosa o la visualización de un vídeo en redes sociales. Si bien estas experiencias resultan gratificantes en el momento, carecen de profundidad emocional.
En contraste, el disfrute se construye mediante la participación activa con otros y la creación de recuerdos significativos. Brooks ilustra esta diferencia con un ejemplo claro: ver un video en TikTok (placer) frente a asistir a un concierto con amigos (disfrute). Mientras que el primero se olvida rápidamente, el segundo se graba en la memoria por la conexión emocional y la vivencia compartida.
Más allá del disfrute: satisfacción y propósito
Brooks sostiene que, además del disfrute, la satisfacción y el propósito son cruciales para alcanzar la felicidad plena. La satisfacción se vincula con la valoración del camino recorrido, una sensación que surge al reflexionar sobre los logros personales y las experiencias pasadas. El propósito, por su parte, es el pilar fundamental, pues otorga sentido a las acciones y motiva a las personas a avanzar hacia metas significativas.
El disfrute y la satisfacción, aunque importantes, no garantizan por sí solos la felicidad. Sin propósito, las experiencias placenteras y los logros personales pueden perder su significado. En este sentido, Brooks enfatiza la necesidad de construir una vida con sentido, donde cada acción esté alineada con valores profundos y metas claras. Esta perspectiva invita a las personas a replantear sus prioridades y enfocarse en lo que realmente importa.
El lado oscuro de la búsqueda del placer
Un aspecto crucial de la teoría de Brooks es la advertencia sobre los efectos negativos de la búsqueda excesiva de placeres inmediatos. Actividades cotidianas como el uso desmedido de redes sociales pueden deteriorar pilares esenciales del bienestar, como la fe, la familia, los amigos y el trabajo significativo. Esta dependencia puede conducir a una sensación de vacío, ya que el placer efímero no deja huellas duraderas en la memoria emocional.
Construyendo una vida plena
Ante esta situación, el profesor de Harvard propone un enfoque distinto: no perseguir la felicidad como un objetivo en sí mismo, sino centrarse en construir una vida plena. Según Brooks, al cultivar relaciones interpersonales, comprometerse con un trabajo valioso y establecer un propósito claro, la felicidad se convierte en un resultado natural, no en una meta inalcanzable. De esta forma, su teoría invita a las personas a reflexionar sobre cómo están invirtiendo su tiempo y energía en la búsqueda del bienestar.
En conclusión, la teoría de Arthur C. Brooks sobre el disfrute, la satisfacción y el propósito ofrece una perspectiva valiosa para comprender los componentes esenciales de la felicidad. Destaca la importancia de cultivar experiencias significativas, valorar los logros y encontrar un sentido trascendente en la vida, invitándonos a replantear nuestras prioridades para alcanzar el bienestar pleno.