El contacto físico es esencial para nuestro bienestar

La importancia del contacto físico en nuestra vida es innegable. Desde un simple abrazo hasta un breve gesto de autocompasión, el tacto tiene el poder de reducir el estrés, aliviar el dolor y mejorar nuestro bienestar mental, según lo demuestran varios estudios recientes.

Una investigación publicada en Nature Human Behaviour analizó datos de más de 12.000 personas y descubrió que diferentes tipos de contacto físico, como abrazos, masajes y el cuidado canguro, mejoran la salud mental y física. El investigador Dr. Julian Packheiser, de la Universidad de Ruhr Bochum, señaló: «Las sesiones de contacto están positivamente asociadas con la mejora en la salud mental». Y añadió: «Descubrimos que incluso formas no convencionales de contacto, como el uso de mantas con peso, la interacción con robots o el acariciar animales, tienen efectos beneficiosos. Sin embargo, el tacto humano demostró ser el más efectivo».

Otro estudio, liderado por Eli Susman, demostró que un breve momento de autocompasión, como colocar una mano en el corazón durante 20 segundos, reduce el estrés y mejora la autoestima. Estos «microgestos» de autocuidado pueden practicarse en cualquier lugar y ofrecen un impacto significativo con muy poco esfuerzo.

El impacto del tacto en las relaciones

La importancia del contacto físico también se extiende al ámbito de las relaciones personales. Investigadores de la Universidad de Indiana descubrieron que las mujeres que reciben toques afectuosos con mayor frecuencia, como abrazos o tomarse de la mano, reportan mayores niveles de satisfacción tanto con su relación como con su propio cuerpo.

Según el estudio, el contacto físico no solo comunica afecto, sino que refuerza la percepción positiva sobre el cuerpo, fortaleciendo la conexión emocional en las parejas.

Cómo integrar el tacto en la vida diaria

Aunque muchas personas pueden sentirse incómodas iniciando contacto físico, pequeños pasos pueden marcar una gran diferencia. Aquí tienes algunas ideas:

  1. Abraza a tus seres queridos con frecuencia.
  2. Date un masaje relajante.
  3. Intenta el cuidado canguro con un bebé o un niño pequeño.
  4. Usa una manta con peso cuando te sientas estresado.
  5. Interacciona con una mascota o simplemente acaríciala.
  6. Tómate unos minutos para practicar la autocompasión colocando una mano en tu corazón.

El tacto, en cualquiera de sus formas, no solo es un acto de conexión, sino también un recurso accesible y poderoso para mejorar nuestra calidad de vida. Ya sea a través de un abrazo, una caricia o un gesto hacia nosotros mismos, dedicar unos segundos al día al contacto físico puede transformar nuestra manera de relacionarnos con los demás y con nuestro propio bienestar.