El Partido Popular (PP) de España ha endurecido sus ataques contra el Gobierno por su manejo de la crisis en Venezuela, mientras que algunas voces dentro del partido piden en privado un enfoque más moderado.
Escalada de tensión
El PP ha acusado al Gobierno del presidente Pedro Sánchez de "poner paños calientes a los criminales chavistas" y ha pedido la retirada del embajador español en Caracas. El partido también ha utilizado su mayoría absoluta en el Senado para instar al Gobierno a que pida llevar al presidente venezolano, Nicolás Maduro, ante la Corte Penal Internacional.
Voces disidentes
Sin embargo, hay voces dentro del PP que piden una posición más matizada. Algunos dirigentes creen que la postura dura del partido podría dañar las relaciones con España y podría tener consecuencias negativas para las empresas españolas que operan en Venezuela.
Intereses partidistas
Otros creen que la postura dura del PP tiene motivaciones partidistas y que el partido está tratando de utilizar la crisis venezolana para atacar al Gobierno. Señalan que el PP no ha criticado con tanta fuerza a otros gobiernos que han estado involucrados en violaciones de derechos humanos.
Consecuencias diplomáticas
La escalada de tensiones entre España y Venezuela ya ha tenido algunas consecuencias diplomáticas. Venezuela ha llamado a consultas a su embajador en España después de que la ministra de Defensa española, Margarita Robles, calificara al régimen de Maduro de "dictadura".
Próximos pasos
El PP ha dicho que intensificará sus acciones sobre Venezuela la próxima semana. El partido utilizará su mayoría en el Senado para aprobar una resolución que pide al Gobierno que pida llevar a Maduro ante la Corte Penal Internacional.