El Rambo de Requena ataca a los guardias civiles que iban a trasladarlo
El recluso Pedro L. J., conocido como el Rambo de Requena, protagonizó este martes un violento incidente en la cárcel de Picassent, en Valencia, cuando atacó a los guardias civiles que iban a trasladarlo a los juzgados. En el forcejeo resultaron heridos tres agentes, uno de ellos de gravedad, y un funcionario de prisiones que intervino para reducirle.
Agresión con mordisco
El incidente se produjo a las 8:30 horas cuando los agentes del Servicio de Protección y Seguridad (Seprose) de la Guardia Civil acudieron a la prisión para trasladar al recluso a una vista judicial. Según fuentes de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), el preso se mostró inicialmente tranquilo, pero cuando llegó el momento de cachearlo y ponerle los grilletes para llevarlo al juzgado, se abalanzó contra ellos.
El recluso mostró una conducta “extremadamente violenta” y llegó incluso “a intentar morder la yugular de uno de los agentes”, según denuncia la AUGC en un comunicado. Los guardias civiles lograron reducirle antes de que cumpliera su propósito, pero resultaron heridos y tuvieron que ser trasladados al hospital para recibir atención médica.
Recluso de alta peligrosidad
Pedro L. J. está catalogado como FIES 5 (Fichero de Internos de Especial Seguimiento), destinado a delincuentes con un historial penitenciario de alta conflictividad, evasiones o violencia grave; o que hayan cometido delitos graves que hubieran provocado gran alarma social. Un portavoz de la AUGC ha criticado que los agentes que iban a trasladar al recluso no sabían de su peligrosidad, por lo que la reacción los cogió desprevenidos.
Antecedentes delictivos
El Rambo de Requena fue detenido en junio de 2020, tras estar en búsqueda y captura durante varias semanas. Era conocido por robar en casas con una escopeta en la mano, en zonas de montaña en torno a la localidad valenciana de Requena (20.000 habitantes). Su actividad delictiva incluye más de una decena de robos en pequeñas localidades como Chelva, Titaguas, La Yesa, Alpuente y Andorra, así como el haber disparado contra varias personas, incluyendo el propietario de una vivienda y dos guardias civiles.
Por estos hechos fue condenado por la Audiencia Provincial de Teruel a 27 años de prisión por dos tentativas de homicidio, dos delitos de robo con fuerza, dos delitos de robo de vehículos de motor, uno de coacciones y otro contra la seguridad del tráfico. El Tribunal Supremo confirmó la pena el pasado septiembre.
Consecuencias del ataque
El incidente ha generado preocupación entre los agentes de la Guardia Civil, que denuncian la falta de medios y la escasez de personal para hacer frente a situaciones de este tipo. La AUGC ha exigido a la Dirección General de la Guardia Civil que tome medidas para mejorar la seguridad de los agentes que realizan traslados de presos y que se revise el protocolo de actuación en estos casos.