El rechazo a la independencia alcanza su máximo histórico en Cataluña

Según el último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió de la Generalitat (CEO), el 54% de los catalanes rechaza la independencia, mientras que solo el 40% la defiende. Se trata del nivel de rechazo más elevado registrado en la serie histórica del CIS catalán.

Cambio de ciclo político

Este dato apunta a un cambio de ciclo político en Cataluña tras el procés. El director del CEO, José Rodríguez Teruel, asegura que la defensa del estado propio “está llegando a su suelo”.

Si las elecciones catalanas se celebraran ahora, el PSC volvería a ganar, aunque perdiendo apoyos. Obtendría entre 39 y 42 diputados, frente a los 42 que consiguió en mayo.

Preocupaciones de los catalanes

El barómetro también refleja un cambio en las preocupaciones de los catalanes. La principal preocupación ahora es el acceso a la vivienda, seguida de la insatisfacción con la política, la inseguridad ciudadana y la sanidad.

También se aprecia un descenso de la preocupación por las relaciones Cataluña-España, que ha pasado del tercer lugar en junio al octavo en noviembre.

Preferencias políticas

Por segunda vez consecutiva, la preferencia por el modelo autonómico sigue siendo la opción más elegida para relacionarse con el resto del Estado (34%). Ser un estado independiente se sitúa como segunda opción (30%).

En cuanto a la valoración del Gobierno de la Generalitat, ha mejorado y ha recibido un 4,7, la nota más alta desde 2017.

El independentismo, según la estimación de escaños, sigue lejos de recuperar la mayoría en el Parlament. La suma de los escaños de los partidos independentistas se quedaría a dos de la mayoría absoluta de 68.

Escaños según el sondeo

  1. PSC: 39-42
  2. Junts per Catalunya: 30-32
  3. ERC: 20-21
  4. PP: 16-15
  5. Vox: 10-11
  6. Comuns: 6-7
  7. CUP: 5-6
  8. Aliança Catalana: 6-7

Metodología

El barómetro ha sido realizado mediante encuestas a 2.000 personas y tiene un margen de error del 2,1%.

En esta ocasión, se ha cambiado la metodología para reducir el peso de las preferencias expresadas por quienes se abstuvieron en las anteriores elecciones autonómicas.