El Senado se convierte en campo de batalla por la amnistía
Pere Aragonès cumplió su promesa de 'trollear' al PP en el Senado, pero quien realmente salió escaldado fue el Gobierno y el PSOE. El presidente de la Generalitat se presentó como único invitado ajeno a la fiesta convocada por los populares este lunes, en un nuevo episodio de agitación institucional en la Cámara alta contra la futura ley de amnistía.
Un escenario para la batalla política
El Senado, esa Cámara casi invisible hasta hace poco, acapara titulares cada semana desde que el PP se hizo con su mayoría absoluta. Allí, los populares han cavado una trinchera contra el Gobierno, que incluye reprobaciones de ministros a mansalva y una sucesión de ceremonias para amplificar su absoluto rechazo a la proposición de ley de amnistía, antes de devolverla al Congreso para su aprobación definitiva.
De paso, los populares tratan de instalar el mensaje de que la verdadera representación del pueblo reside ahora en el Senado. "Manda el prófugo Puigdemont en la Cámara baja, mientras que en la alta lo hace el PP, que representa a la mayoría de los españoles", señaló el senador Antonio Silván al comienzo del debate.
Aragonès, protagonista inesperado
El PP repitió este lunes la jugada que ya había ensayado el pasado octubre: convocar a los presidentes regionales —11 de los 17 salidos de sus propias filas— a la Comisión General de las Comunidades Autónomas para dar rienda suelta a su discurso contra la amnistía. Esta vez se trataba además de aprobar un informe contra el supuesto "contenido autonómico" del proyecto legislativo.
Como entonces, Aragonès fue el único presidente de otro partido que atendió la convocatoria. Pero ni siquiera entre los barones populares pareció suscitar mucho entusiasmo: solo acudieron seis —los de Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Aragón, Extremadura y Murcia— con ausencias de tanto relieve como las del andaluz Juanma Moreno o el gallego Alfonso Rueda.
Un discurso desafiante
Solo ante la pléyade autonómica popular, a Aragonès le correspondió abrir fuego y sus primeras palabras fueron para reivindicar el referéndum. Luego, en tono casi mordaz, repasó las rectificaciones sobre la amnistía y recordó que Sánchez la negó incluso dos días antes de las últimas elecciones generales. "De la noche a la mañana, la amnistía dejó de ser inconstitucional, como sucederá con el referéndum", sentenció.
El presidente catalán presumió de que las medidas de gracia supondrán "la victoria de la Cataluña libre" que defienden los independentistas. No dejó pasar la ocasión de criticar al candidato socialista catalán, Salvador Illa, y culminó su intervención proclamando que quien mejor ha entendido el significado de la amnistía ha sido ni más ni menos que José María Aznar, cuando denunció que supondrá "legitimar el golpe secesionista".
Reacciones encontradas
Con tal preámbulo, los barones populares lo tuvieron fácil para unirse al pronóstico de que Sánchez también acabará tragando con el referéndum de autodeterminación. La más esperada era, cómo no, Isabel Díaz Ayuso, menos enérgica que de costumbre y sin separarse un milímetro del discurso leído.
En la primera frase, la presidenta madrileña ya llamó "criminales" a los independentistas. Luego pasó a lamentar que mientras se habla de la amnistía nadie aborda otros asuntos como "nuestra posición en el nuevo orden mundial", el "porvenir de los jóvenes" o "la inteligencia artificial". Insistió en que la ley supone "un golpe a la democracia", acusó al independentismo de "vivir del sudor de todos los españoles" y denunció que "quieren desguazar España".
Después de cuatro horas encajando, por fin pudieron hablar los senadores socialistas. Todos acusaron al PP de usar la Comisión para un asunto que no le compete. Las palabras de Aragonès habían sentado como un tiro entre ellos, y el catalán Antonio Poveda rogó que no se haga caso a los "titulares electorales" del president porque "los ciudadanos ya no se creen ninguna de las propuestas independentistas". Al final de una interminable sesión, el portavoz socialista, Juan Espadas, también minimizó las palabras de Aragonès: "Ha venido a hablar de su libro: referéndum y financiación singular. Pues mi grupo no va a apoyar ni una cosa ni otra".
Conclusión
En el PP nadie se dio por troleado. La sesión en el Senado sirvió para que los populares siguieran marcando perfil propio frente al Gobierno y el PSOE, y para que Aragonès aprovechara el escenario para lanzar sus mensajes electorales.