El temporal que azotó la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre dejó tras de sí un rastro de destrucción y una decena de víctimas mortales. ¿Qué falló? Una sucesión de fallos en la coordinación entre las diferentes administraciones y la falta de previsión ante un fenómeno meteorológico que los expertos habían anunciado con días de antelación.
Una sucesión de avisos meteorológicos
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) comenzó a alertar del riesgo de lluvias torrenciales cinco días antes de que se produjera el temporal. El martes 29 de octubre, al amanecer, el aviso de la Aemet era naranja y se elevó a rojo para varias zonas de la provincia de Valencia. A las 8.00 se amplió y a las 8.04 se extendió por el litoral sur de Valencia.
El aviso alertaba de “lluvias de intensidad torrencial” y hablaba de acumulaciones que podían ocasionar “crecidas e inundaciones”. “¡Mucha precaución! ¡El peligro es extremo! No viaje salvo que sea estrictamente necesario”, rogaba la Aemet.
Falta de coordinación entre las administraciones
A pesar de los avisos de la Aemet, la Generalitat Valenciana tardó en tomar medidas. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, compareció ante los medios a mediodía del martes para presentar una certificación turística. Tras esta comparecencia, colgó un tuit, que luego borró, en el que decía que la previsión era que el episodio acababa a las seis de la tarde.
La Generalitat no activó el Centro de Coordinación Operativa Integrado (CECOPI) hasta pasadas las cuatro de la tarde, cuando ya era demasiado tarde. Para entonces, las lluvias torrenciales ya habían causado numerosos destrozos y las carreteras estaban colapsadas.
Falta de previsión
Además de la falta de coordinación, el temporal también puso de manifiesto la falta de previsión de las administraciones valencianas. A pesar de los avisos de la Aemet, no se tomaron medidas para prevenir las inundaciones, como la limpieza de alcantarillas y cauces.
Tampoco se informó adecuadamente a la población sobre el riesgo de inundaciones. Muchos vecinos se vieron sorprendidos por la crecida de los ríos y arroyos, y no tuvieron tiempo de ponerse a salvo.
Conclusión
El temporal que azotó la Comunidad Valenciana el pasado 29 de octubre fue una tragedia evitable. Una sucesión de fallos en la coordinación entre las diferentes administraciones y la falta de previsión hicieron que las lluvias torrenciales causaran numerosos destrozos y víctimas mortales.
Es necesario que las administraciones aprendan de los errores cometidos y tomen medidas para mejorar la coordinación y la previsión ante futuros temporales.