La región de Esequibo, objeto de un histórico conflicto territorial entre Venezuela y Guyana, ha intensificado la tensión tras recientes declaraciones de Maduro. Esto genera interrogantes sobre las posibles consecuencias de un conflicto entre estas naciones.

El Esequibo, región rica en recursos naturales, ha sido motivo de disputa territorial desde el siglo XIX. El diferendo entre Venezuela y Guyana se ha agudizado, especialmente a la luz del próximo proceso electoral en Venezuela en 2024.

El pasado domingo, Venezuela, mediante un referendo, ratificó su reclamo histórico sobre el Esequibo y rechazó los planes de Guyana en la zona. Maduro anunció la creación de un nuevo estado en la Guayana Esequiba, lo que desató tensiones.

Las declaraciones de Maduro generaron reacciones inmediatas. El presidente de Guyana denunció la amenaza a la integridad territorial y solicitó apoyo a diversas naciones, incluyendo Estados Unidos, Brasil y Reino Unido.

Analistas señalan incertidumbre sobre cómo Venezuela ejecutaría sus planes. La vía militar se perfila como una opción, lo que podría desencadenar respuestas de diversos actores internacionales, incluidos Estados Unidos, China y Brasil.

El contexto electoral en Venezuela añade complejidad. Expertos sugieren que el Gobierno podría utilizar el conflicto como una estrategia para enfrentar la crisis de representación interna, poniendo en riesgo la estabilidad en la región.

Guyana, con limitadas Fuerzas Armadas, busca apoyo internacional. La posible escalada también impactaría en Brasil, cuya frontera se comparte con Venezuela y Guyana, generando preocupación en el gobierno de Lula da Silva.

La situación plantea un desafío para Brasil, afectando su liderazgo regional. Expertos sugieren que esta crisis podría transformar las relaciones internacionales, especialmente con respecto a la postura de Brasil ante Maduro.

La incertidumbre sobre la ejecución de acciones por parte de Venezuela y las reacciones de Guyana y otros países cercanos crean un escenario volátil en Sudamérica. La disputa por el Esequibo plantea riesgos significativos para la estabilidad regional.