Esther Ferrer, la gran dama de la performance española, sigue vigente a los 86 años

Esther Ferrer, premio nacional de Artes Plásticas (2008) y Velázquez (2014), sigue demostrando su vitalidad y sentido del humor a los 86 años. La artista, reconocida por sus pioneros trabajos en el arte performativo, cree que el arte es una vía de conocimiento y que el proceso es más importante que el resultado.

El arte como vía de conocimiento

Para Esther Ferrer, el arte no es solo una forma de expresión, sino también una vía para adquirir conocimientos. "Como no sé hacer casi nada, cuando tengo una idea tengo que aprender mucho, hablar con gente, porque lo que me interesa del arte es el proceso", explica la artista.

Esther Ferrer no se define a sí misma y cree que todas las versiones e interpretaciones de su obra son válidas. "Yo no me defino nunca. Todas las versiones e interpretaciones son válidas", afirma.

La performance en la era del capitalismo

Esther Ferrer ha sido testigo de la evolución de la performance, desde sus inicios como un arte marginal hasta su actual aceptación por la sociedad consumista. "Es imposible resistir. El capitalismo lo recupera todo y rápidamente. Hace unos años, me enviaron una invitación para una inauguración de una perfumería muy buena y ponía: 'A las 7 performance'"

A pesar de esta evolución, Esther Ferrer no es muy crítica con la actual carga narcisista de la performance. "Cuando las mujeres empezamos a hacer performances, entre ellas yo, a desnudarnos y enseñar nuestro cuerpo, con siglos de arte donde los pintores y escultores nos han desnudado y han reflejado todos sus fantasmas y sus miserias, su problemática, y han rebajado el cuerpo de la mujeres de una manera horrible, pero entonces, gente seria, críticos serios, en el momento en que nos desnudábamos nosotras éramos unas narcisistas, unas exhibicionistas", señala.

El tiempo, una percepción personal

El paso del tiempo es otro de los temas que aborda Esther Ferrer en su obra. "La percepción del tiempo es totalmente personal", afirma la artista. "Si yo trabajo con el tiempo es porque cuando era niña mis padres iban mucho al teatro y cuando venían decían que parecía que había durado dos horas y en realidad había sido más corto o más largo. Y a mí esto me dejaba pensando. ¿Cómo puede ser? ¿Una hora y media es una hora y media para todo el mundo? Esto ya ocurría sin tecnología ni inteligencia artificial. La percepción del tiempo ahora resulta que no existe", sostiene.

La exposición "Esther Ferrer: el cuerpo atravesado por el género, el espacio y el tiempo" se puede visitar hasta el 29 de septiembre en el Centre del Carme de Valencia y en octubre en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA).