Los familiares de Pedro de la Casa buscan enterrar dignamente a su antepasado represaliado
Los familiares de Pedro de la Casa, represaliado en agosto de 1936 y sepultado sin identificación en una parcela anexa al cementerio de Mojados (Valladolid), han iniciado los trabajos de exhumación de sus restos. Una decena de voluntarios de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) trabajan en el terreno donde fue enterrado Pedro, sin identificación alguna, tras ser ahorcado por unos pistoleros falangistas.
Coincidencia con la polémica "ley de concordia"
Los trabajos de exhumación han comenzado una semana después de conocerse la polémica "ley de concordia" prevista por la Junta de Castilla y León, de PP y Vox, que sustituirá al decreto de memoria histórica vigente desde 2018. El vicepresidente de la ARMH, Marco Antonio González, ha criticado la nueva normativa, que reivindica la "protección de datos" para impedir informar sobre criminales y represaliados ni tomar fotos o vídeos divulgativos.
"Estamos desenterrando una realidad incómoda oculta bajo toneladas de tierra"
González ha afirmado que "estamos desenterrando una realidad incómoda y oculta bajo toneladas de tierra" y se ha mostrado confiado en hallar los restos de Pedro durante esta semana. El texto de la Junta no alude a la dictadura ni condena el franquismo, además de ampliar su periodo de aplicación a 1931, extendiéndola así a los años de la II República.
El silencio y el olvido
La hija de Pedro de la Casa pidió varias veces, en vano, la exhumación. Murió sin verla. Un hijo suyo, nieto del represaliado, la reclamó pero ha declinado asistir ante el revuelo, más aún en pueblos propensos al silencio y el olvido. Varios paseantes por caminos cercanos al cementerio se sorprenden por el bullicio, todos desconocedores de la exhumación.
Uno se extraña por no haber visto ninguna esquela y vuelve a su bicicleta cuando se le saca el tema; otro, Casimiro Encinas, de 71 años, recuerda que en Mojados hubo muchas familias "que perdieron a hijos o maridos" y apoya "todo lo que sea bueno para la gente que murió sin culpa". Virgilio Toquero, de 76, destaca que "nunca se habló de ello" y cita varias represiones por la zona: "A un primo de mi mujer se lo cargaron, venía de segar y les dieron un chivatazo". "Ya tocaba, me parece extraordinario totalmente", celebra.