Eduardo Granados Palma, buscado por feminicidio, ya había sido condenado por un crimen similar hace dos décadas

Un pasado marcado por la violencia

Tras obtener su libertad en 2020, Granados Palma aparentemente se había reintegrado a la sociedad, llegando incluso a fundar una empresa de asesoría en seguridad, Grapesa International, y a presidir una organización que defiende los derechos del personal de seguridad, Mexicanos Uniformados. Sin embargo, este lunes, la historia se repitió con el trágico asesinato de Astrid Cruz y su hijo, perpetrado de la misma manera que el crimen de hace dos décadas.

El crimen reciente: Zapopan en shock

Astrid Cruz y su hijo Ángel Fernando fueron encontrados sin vida en su domicilio, maniatados y con signos de violencia. La hija menor de Astrid, de 9 años, se encuentra gravemente herida y hospitalizada. La policía presume que Granados Palma intentó deshacerse de los cuerpos, pero huyó antes de lograrlo.

La reacción de la familia y la búsqueda de justicia

La investigación en curso

El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, ha asegurado que se están realizando todas las indagatorias necesarias para dar con el paradero de Granados Palma. Negó categóricamente que el presunto feminicida haya colaborado con el gobierno estatal y afirmó que las autoridades están colaborando con otras fiscalías, ya que existen indicios de que podría encontrarse fuera de Jalisco.

¿Dónde podría estar el fugitivo?

Las autoridades están siguiendo pistas que sugieren que Granados Palma podría estar en Ciudad de México o en Culiacán. La situación plantea serias interrogantes sobre el sistema de justicia y la reintegración de criminales violentos a la sociedad. ¿Cómo es posible que un feminicida convicto haya podido rehacer su vida y cometer un crimen similar? ¿Qué fallas en el sistema permitieron su liberación y su posterior ascenso en el ámbito empresarial y gubernamental?

La búsqueda continúa, y la presión pública aumenta para que Granados Palma sea capturado y llevado ante la justicia. Este caso no solo representa una tragedia para las familias de las víctimas, sino también un llamado de atención sobre la necesidad de fortalecer los mecanismos de prevención y protección contra la violencia de género.

¿Qué sigue ahora?

La comunidad está a la espera de respuestas y exige que se haga justicia para Astrid, Ángel Fernando y Martha Berenice.