Comprendiendo la línea entre iconoclasia y vandalismo en las protestas feministas
Las manifestaciones del 8 de marzo, conmemorando el Día Internacional de la Mujer, están transformando las calles de México. En este contexto, un debate crucial está surgiendo: ¿cuándo las intervenciones en monumentos históricos y espacios públicos trascienden el vandalismo para convertirse en actos de iconoclasia, una forma de resistencia simbólica? Según Cristian Elizalde (2025), periodista de El Imparcial, es fundamental comprender las diferencias entre estos dos conceptos para evitar la criminalización del movimiento feminista.

¿Qué es el vandalismo?
El vandalismo, en su esencia, se está definiendo como la destrucción o daño intencional de la propiedad, ya sea pública o privada. Este acto a menudo está surgiendo de un deseo de provocar caos, expresar frustración o simplemente buscar una forma de rebeldía sin un propósito ideológico subyacente. El Imparcial (2025) señala que el vandalismo es un acto aleatorio, desprovisto de valor cultural o político, y generalmente asociado con una falta de respeto hacia el patrimonio colectivo. Un ejemplo claro de vandalismo estaría siendo pintar grafitis sin sentido en un monumento histórico que no guarda relación con ningún conflicto social.
¿Qué es la iconoclasia?
Por otro lado, la iconoclasia está representando una acción mucho más deliberada y cargada de significado. Se está refiriendo a la destrucción intencional de imágenes, símbolos, monumentos o artefactos, usualmente motivada por razones religiosas, políticas o ideológicas. La palabra, que proviene del griego (eikon, imagen, y klastes, rompedor), está implicando una motivación clara: los iconoclastas están viendo los objetos destruidos como representaciones de algo que consideran moral, religiosa o políticamente inaceptable. Como ejemplo, El Imparcial (2025) está mencionando la Reforma Protestante del siglo XVI, donde los iconoclastas destruyeron imágenes religiosas católicas por considerarlas contrarias a sus creencias.

La iconoclasia en las marchas del 8M
En las marchas del 8M en México, la iconoclasia se está manifestando como un acto simbólico de resistencia contra los valores patriarcales arraigados en el espacio público. Las manifestantes están interviniendo estatuas de figuras históricas asociadas con la opresión, como colonizadores, líderes patriarcales o símbolos del Estado que han perpetuado la desigualdad de género. Por ejemplo, pintar consignas feministas en el Monumento a la Revolución o cubrir estatuas con pañuelos morados está buscando cuestionar quiénes son los homenajeados en la historia oficial, visibilizar las ausencias de mujeres y disidencias, y denunciar la violencia de género.
«La iconoclasia, en el contexto del 8M, no solo está cuestionando el patrimonio, sino que está visibilizando las ausencias de las mujeres en la historia oficial y denunciando la impunidad que prevalece ante los feminicidios», afirma Elizalde (2025).
Distinguir para comprender
La diferencia fundamental radica en la intencionalidad y el propósito. Mientras que la iconoclasia está destruyendo símbolos específicos por motivos ideológicos y puede ser vista como resistencia o protesta, el vandalismo carece de un propósito claro y se limita al caos o la rebeldía. En un país donde los feminicidios se están considerando una crisis estructural, la iconoclasia del 8M está sirviendo como una poderosa herramienta para desafiar el statu quo y exigir justicia.
Es crucial que la sociedad esté comprendiendo la distinción entre estos dos conceptos para evitar la criminalización del movimiento feminista y, en cambio, empezar a escuchar y abordar las demandas legítimas de igualdad y justicia que se están expresando a través de estas acciones. Entender el mensaje detrás de las pintas y las intervenciones es un paso fundamental para construir un México más equitativo y seguro para todas las mujeres.
Conclusión
En conclusión, al estar presenciando las manifestaciones del 8M, es importante analizar críticamente las acciones que se están llevando a cabo. Distinguir entre vandalismo e iconoclasia no es solo un ejercicio semántico, sino una necesidad para comprender el mensaje profundo que el movimiento feminista está intentando transmitir. Al hacerlo, se está abriendo la puerta a un diálogo constructivo y a la posibilidad de abordar las raíces de la desigualdad de género en México.