El pasado 4 de octubre, el teniente coronel del Ejército del Aire y del Espacio Pablo Estrada Martín sufría un accidente fatal mientras entrenaba en un caza F-18 en la localidad turolense de Peralejos.

Investigación oficial

Dos meses después, el jefe del Estado Mayor del Aire (JEMA), Francisco Braco Carbó, ha desvelado la principal hipótesis que se maneja: “un ave grande” —un buitre, según fuentes del Ejército— impactó contra el aparato, provocando su caída.

La investigación, aún abierta en la Comisión para la Investigación Técnica de Accidentes Aéreos (CITAAM), ha descartado otras hipótesis como un desvanecimiento o un fallo en el sistema del aparato.

El siniestro ha conmocionado al Ejército del Aire y a la localidad de Peralejos, que ha decretado tres días de luto por el fallecimiento del teniente coronel Estrada, que contaba con una amplia trayectoria y numerosas condecoraciones.

Medidas de seguridad

En todas las bases del Ejército del Aire existen halconeros (civiles) que se dedican a despejar de aves los espacios aéreos en los que se va a volar. Aun así, hay ocasiones en las que un ave impacta contra un motor, y en esos casos el piloto está entrenado para poder seguir volando con el otro motor o incluso valorar la posibilidad de eyectarse.

Sin embargo, el teniente coronel Estrada no tuvo tiempo de reaccionar y falleció en el acto tras el choque con el buitre, y el avión se estrelló a continuación.

Renovación de la flota

El accidente ha puesto sobre la mesa la necesidad de renovar la flota de cazas F-18, que cuentan con más de cuatro décadas de antigüedad.

El general Braco ha anunciado que a los 20 cazas Eurofighter previstos en el programa Halcón I para sustituir a los F-18 desplegados en Canarias, seguirán un nuevo lote de 25 eurocazas (Halcón II) para relevar a los más antiguos de las alas de combate de Torrejón de Ardoz (Madrid) y Zaragoza.

El objetivo es ir dando de baja a los que cumplan sus horas máximas de vuelo y alargar la vida operativa de los últimos hasta 2035.

Con todo, se producirá un desfase hasta la entrada en servicio del Futuro Sistema Aéreo de Combate (FACS), que ya están desarrollando Alemania, Francia y España de manera conjunta, y que en el mejor de los casos no estará disponible antes de 2040.

Para cubrir este hueco se baraja la adquisición de un reducido número de cazas estadounidenses F-35, que también darían servicio a la Armada, al ser los únicos con capacidad de despegue vertical, ante la próxima baja de los Harrier.