"La hija ha muerto en circunstancias extrañas"

Antonio Buza jamás olvidará ese momento. Un agente de la Guardia Civil le transmitió, en una llamada telefónica, que su hija Ana, de 19 años, había sido hallada muerta tras un quitamiedos de la autovía A-4. Eran las siete de la mañana del 7 de septiembre de 2019.

Desde entonces, Buza no ha cesado en su propósito de esclarecer qué ocurrió aquella fatídica noche. Tras cinco años de incansable búsqueda de la verdad, por fin la justicia ha comenzado a darle la razón. Una jueza de violencia de género de Sevilla ha imputado al exnovio de Ana, R. V., por su muerte.

Una investigación plagada de negligencias

La investigación del caso estuvo plagada de negligencias e irregularidades desde el principio. Los agentes de la Guardia Civil que acudieron al lugar de los hechos no tomaron declaración a los testigos, ni visionaron las cámaras de videovigilancia de la zona. Tampoco interrogaron a R. V. para que aclarase sus contradictorias versiones de lo sucedido.

La jueza de instrucción y el fiscal cerraron el caso a las 36 horas, dictaminando que se trataba de un suicidio. Sin embargo, los expertos contratados por la familia de Ana sostienen que fue atropellada por su novio, que iba al volante.

"Sé lo que ocurrió y cómo ocurrió"

«Sé lo que ocurrió y cómo ocurrió», afirma Buza con rotundidad. «Tengo a los mejores profesionales deseando ir a juicio y demostrar la culpabilidad del imputado». Su esperanza es que el juez que lleva la instrucción no archive el caso y decida abrir la fase de juicio oral.

Una relación tóxica

La relación entre Ana y R. V. no era sana. Según el testimonio de una amiga de la joven, el chico la controlaba constantemente, incluso durante las clases en la facultad.

La psicóloga que trató a R. V. durante seis meses declaró ante la jueza que era un maltratador, celoso, manipulador y violento. Apartó a Ana de su círculo de amigos y la dejó sin redes sociales.

Los cientos de correos electrónicos intercambiados entre Ana y R. V., que han sido analizados por los expertos, demuestran la existencia de una situación de acoso, celos y manipulación constantes.

El móvil de la discordia

El móvil de Ana fue encontrado 19 días después de su muerte a 72 metros de su cadáver. La madre del novio declaró haberlo encontrado en el coche de su hijo, pero inexplicablemente tardó tres años en ser analizado.

Los expertos contratados por la familia de Ana han constatado que el aparato fue manipulado antes y después de la muerte de la joven. El móvil del presunto asesino también fue analizado y los peritos han detectado que borró todos los datos del dispositivo.

Un caso de violencia de género

El caso de Ana es un claro ejemplo de violencia de género. La joven era víctima de maltrato psicológico y físico por parte de su novio, que acabó con su vida de forma intencionada.

La imputación de R. V. es un paso importante en la lucha contra la violencia machista. Es necesario que la sociedad tome conciencia de este grave problema y que las víctimas se sientan apoyadas y protegidas.