Inquilino exige millonaria suma tras negativa de renovación de renta
Lucas, un inquilino de Buenos Aires, pide $1.2 millones a su arrendadora por mejoras que realizó en el departamento que alquila.
El conflicto comenzó cuando Lucas recibió la noticia de que su contrato de alquiler no sería renovado. Ante la situación, preguntó a la propietaria si podía rescindir el contrato sin pagar la multa correspondiente. La respuesta fue negativa: si deseaba abandonar la vivienda antes de tiempo, debía abonar la penalidad.
Molesto por lo que consideraba una injusticia, Lucas decidió responder con ironía y estrategia. Le envió a la dueña el alias de su cuenta bancaria acompañado de una factura de $1,2 millones, una suma que había pagado de su bolsillo para reparar el balcón del departamento, dañado tras una tormenta.
La historia de Lucas no pasó desapercibida en redes. Muchos usuarios lo apoyaron, destacando su creatividad para manejar la situación.
Otros compartieron experiencias similares, tanto del lado de los inquilinos como de los propietarios.
Sin embargo, no todas las reacciones fueron de apoyo. Algunos usuarios defendieron la postura de la propietaria, argumentando que tenía todo el derecho de no renovar el contrato.
Lucas, lejos de quedarse callado, explicó su punto de vista: "Me molestó la arbitrariedad y el doble criterio. Si rescindimos en febrero, no me cobra. Si lo hago en noviembre, diciembre o enero, sí. Por el arreglo del balcón no se esmeró en cumplir la ley, vio que le resolví el problema".
Actualmente, la disputa entre Lucas y su arrendadora sigue sin resolverse. La inmobiliaria coincidió con el criterio de Lucas, dado que los arreglos que no cubrió el consorcio fueron pagados por los propietarios del resto del edificio, por lo que Lucas les ahorró ese costo.
La historia de Lucas abrió un debate más amplio sobre las relaciones entre inquilinos y propietarios. Mientras algunos usuarios elogiaron la astucia de Lucas, otros cuestionaron si su respuesta fue la adecuada o si era una exageración.
Este incidente, además, ha puesto sobre la mesa la necesidad de mayor claridad y regulación en los contratos de alquiler.