Un acto aparentemente inofensivo como darle una galleta a una cacatúa en su balcón puede acarrear consecuencias inesperadas, como lo descubrió una mujer en Estados Unidos.

De un gesto amable a una invasión avícola

La mujer, disfrutando de su comida en el balcón, notó una cacatúa solitaria y decidió compartir una galleta como muestra de agradecimiento. Sin embargo, el ave, en lugar de alejarse agradecida, regresó con refuerzos.

En cuestión de minutos, el balcón de la mujer se llenó de cacatúas, todas expectantes y aparentemente exigiendo su parte del bocadillo. Lo que comenzó como un gesto amable se convirtió rápidamente en una inesperada invasión avícola.

Inteligencia social y memoria aviar

El incidente pone de manifiesto la notable inteligencia social y memoria de las cacatúas. El ave inicial, agradecida por la galleta, compartió la información con sus compañeras, lo que demuestra una capacidad de comunicación y cooperación dentro de la bandada.

Además, las cacatúas recordaron la ubicación del balcón donde se les proporcionó comida, regresando en grupo para exigir más.

Recomendaciones de expertos

Si bien puede ser tentador alimentar a las aves silvestres, los expertos recomiendan encarecidamente no hacerlo. Alimentar a las aves puede tener consecuencias negativas para su salud y bienestar, además de alterar sus patrones naturales de alimentación.

En lugar de alimentarlas, los expertos sugieren observar y apreciar las aves desde lejos, lo que permite una interacción más respetuosa con la vida silvestre.

"Alimentar a las aves silvestres puede tener consecuencias no deseadas, como la dependencia de la comida humana y la alteración de sus dietas naturales",

- Edgardo Prat, periodista de El Imparcial