La Junta de Andalucía retira a funcionarias con hijos enfermos la jornada reducida que les reconoce la legislación

El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha retirado a varias funcionarias con hijos enfermos la jornada reducida que les reconoce la legislación, obligándolas a trabajar a tiempo completo a pesar de que sus vástagos siguen necesitando los mismos cuidados.

Esta medida ha generado una gran indignación entre las afectadas, que denuncian que se trata de un ataque a sus derechos y a la conciliación familiar.

Una de las funcionarias afectadas es V. C., enfermera de profesión y madre de un niño de 21 años que padece epidermólisis bullosa, más conocida como piel de mariposa. Esta enfermedad requiere cuidados constantes y especializados, que V. C. ha estado proporcionando a su hijo durante años gracias a la jornada reducida que le había sido reconocida.

Sin embargo, en 2024, cuando V. C. cambió su régimen laboral de personal laboral a estatutario, el SAS le retiró la jornada reducida, obligándola a trabajar a tiempo completo. Esta decisión ha supuesto un duro golpe para V. C., que ahora tiene que hacer malabares para poder atender a su hijo y a su trabajo.

Otro caso similar es el de Marta Alés, miembro de la plataforma La Cume nos Une en Andalucía, que también ha denunciado la retirada de su jornada reducida. Alés consiguió recuperar su prestación tras tres años de batalla legal, pero ahora teme que otras muchas familias se vean afectadas por esta medida del SAS.

Según las afectadas, el SAS se está amparando en una ley nacional que establece un límite de edad de 26 años para la concesión de la jornada reducida por cuidado de hijos enfermos. Sin embargo, la legislación andaluza no establece ningún límite de edad, por lo que las funcionarias afectadas consideran que se está vulnerando su derecho.

Las afectadas han llevado su caso ante el Defensor del Pueblo y los tribunales, y esperan que se les restituya su derecho a la jornada reducida. Mientras tanto, siguen luchando por conciliar su vida familiar y laboral, a pesar de las dificultades que encuentran.

"Ser cuidadora supone un ahorro a la sanidad pública porque nuestra casa es una clínica. No hacemos gasto al sistema porque no solemos acudir a los hospitales para evitar que nuestros hijos cojan infecciones y, sin embargo, tenemos y que soportar que nuestros hijos y nuestra situación seamos consideradas gasto sanitario", denuncia Alés.