El cuidado de las personas es una cuestión urgente que requiere atención y recursos. En Cataluña, la necesidad de mejorar las residencias públicas, promover modelos comunitarios y reconocer el trabajo del hogar como un servicio social, se hace cada vez más evidente.

Trabajadoras del hogar: Una realidad precaria

María, una trabajadora del hogar, ve su trabajo poco reconocido y mal remunerado. El sector del trabajo del hogar y los cuidados representa un 0,7% del PIB catalán, con unas 80.000 personas trabajadoras, de las cuales 56.000 están afiliadas al sistema especial para empleadas de hogar. A pesar de su importancia, este colectivo enfrenta precarias condiciones laborales y una falta de derechos equiparables al resto de trabajadores. Más del 90% son mujeres y un 51% son extranjeras, lo que refleja la feminización y precarización del sector.

El reto de las residencias para mayores

Cristina, otra ciudadana, busca desesperadamente una residencia para su padre, quien ha sufrido un ictus y no puede vivir solo. Sin embargo, las residencias asequibles escasean y las listas de espera para plazas públicas son extensas. El plan de choque para la mejora del sistema de dependencia ha tenido avances, como el aumento del número de beneficiarios y la reducción de la lista de espera, pero aún es insuficiente para cubrir la demanda.

Necesidad de un sistema de cuidados integral

La feminización histórica de los cuidados y su infravaloración han generado una percepción errónea de que es una responsabilidad personal y no pública. Esta peligrosa combinación ha permitido a la administración pública actuar como un recurso complementario en lugar de ser el garante principal de un sistema público de cuidados integral. El sistema actual perpetúa desigualdades de género, étnicas y de clase, limitando las oportunidades de una vida mejor para muchos ciudadanos.

Propuestas para mejorar el sistema

Para abordar esta situación, Cataluña necesita:

  1. Aumentar la inversión en el Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia.
  2. Construir más y mejores residencias públicas.
  3. Promover modelos comunitarios de convivencia.
  4. Integrar a las trabajadoras del hogar en los servicios sociales.
  5. Adaptar la formación sectorial a la disponibilidad de las trabajadoras.
  6. Mejorar la coordinación entre departamentos.

Estos cambios son esenciales para crear un sistema de cuidados justo, equitativo y que garantice el bienestar de todos los ciudadanos de Cataluña.