El debate en la Asamblea de Madrid se caldea entre acusaciones de fascismo y "virus para la democracia"

La Asamblea de Madrid ha sido testigo de un tenso debate este martes, en el que los ánimos se han caldeado y las acusaciones de fascismo y "virus para la democracia" han volado por los aires. El inicio de la sesión plenaria ha estado marcado por una retórica apocalíptica, en la que los discursos se han centrado en atacar al adversario político y obviar las leyes que afectan a la ciudadanía.

Acusaciones cruzadas

La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, ha acusado a la oposición de "estar pidiendo guillotinas", tras las críticas de Manuela Bergerot, líder de Más Madrid, quien ha calificado a Ayuso como "virus para la democracia". Bergerot ha denunciado el papel jugado por el jefe de gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez, en la crisis política y reputacional abierta por la denuncia por fraude fiscal y falsedad en documento mercantil contra la pareja de la líder, Alberto González Amador.

Ayuso, por su parte, ha defendido la actitud de su gobierno ante los medios de comunicación y ha acusado a Bergerot de ser la "jefa de las amenazas a periodistas". Esta referencia ha puesto de relieve una contradicción en las intervenciones de Ayuso, ya que en días previos ha criticado a Sánchez por supuestamente dominar con mano de hierro los medios de comunicación públicos.

Intervenciones críticas

Juan Lobato, del PSOE, ha criticado la reforma de la ley que controla los organismos de transparencia, la Cámara de Cuentas y Telemadrid, llevada a cabo por el gobierno de Ayuso. Lobato ha acusado a la presidenta de "hacer lo que hace con Venezuela" y ha pedido subir el nivel del debate político.

Rocío Monasterio, de Vox, ha acusado a Ayuso de utilizar la propaganda para atacar a sus adversarios. Monasterio ha fijado el tono de las intervenciones siguientes, que han estado marcadas por la exaltación y la crispación.

El "punto y seguido" de Sánchez

El debate en la Asamblea de Madrid se produce tras los cinco días de reflexión pedidos por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien solicitó abrir un debate sobre los bulos y las noticias falsas y la toxicidad del debate público. Sin embargo, el "punto y aparte" anunciado por Sánchez parece haber quedado en un "punto y seguido" en el Parlamento madrileño.

Las broncas y acusaciones han sido la tónica de la sesión plenaria, en la que los políticos han antepuesto la confrontación a la búsqueda de soluciones para los problemas de los ciudadanos.