La Dana deja al descubierto las carencias de la Generalitat Valenciana La Dana, la depresión aislada en niveles altos que azotó la Comunidad Valenciana a finales de octubre, ha dejado tras de sí un reguero de destrucción y un sinfín de historias personales. Una de las más duras es la de los vecinos de la avenida Blasco Ibáñez de Catarroja, donde cinco personas fallecieron ahogadas en un garaje la noche del 26 de octubre. Según la información que ha podido recopilar EL PAÍS, la Generalitat Valenciana no dio la alerta de lluvias hasta pasadas las ocho de la tarde, cuando ya era demasiado tarde para evitar la tragedia. Los vecinos, que habían visto cómo el agua subía por las calles pero no caía una gota del cielo, se encontraron sin tiempo para reaccionar cuando el barranco se desbordó. “Fue todo tan rápido que no dio tiempo a nada”, cuenta José Maestre, un vecino de la calle que estaba haciendo la compra en el momento en que el agua empezó a entrar en su portal. Lo mismo dicen Rosa Manzanares y su marido, Juanma de la Cámara. “Estábamos yendo a pilates en coche cuando alguien nos gritó: “Date la vuelta, que viene la ola”. Acabamos dejando los coches donde pudimos y nos marchamos corriendo”. La alcaldesa de Catarroja, Lorena Silvent, asegura que la Generalitat no les avisó del riesgo de inundaciones en ningún momento del día. “Íbamos a ciegas”, afirma. “No teníamos ningún aviso de ningún tipo por parte de la Generalitat sobre la evolución de la Dana y aquí no llovía”. El presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, ha defendido su gestión de la crisis, asegurando que se tomaron todas las medidas necesarias para proteger a la población. Sin embargo, los vecinos de Catarroja no están de acuerdo. “Nos sentimos solos y abandonados por las instituciones”, dice Pedro Díaz, otro vecino de la calle Blasco Ibáñez. “Si no fuera por esta gente, por los voluntarios, por toda la ayuda desinteresada que nos están dando, no sé qué habría sido de nosotros”, añade. La Dana ha dejado un rastro de destrucción en toda la Comunidad Valenciana, pero la tragedia de Catarroja ha sido especialmente dura. Las cinco víctimas mortales, todas ellas vecinas de la calle Blasco Ibáñez, han dejado un vacío irreparable en sus familias y en la comunidad. Los vecinos piden ahora que se depuren responsabilidades y que se tomen medidas para evitar que una tragedia como esta vuelva a repetirse.