En las profundidades de la cueva de Manot, oculta en las estribaciones de Galilea, yace un asombroso descubrimiento que revela las raíces antiguas de la adoración religiosa: una tortuga esculpida en roca, un enigma que data de hace 35.000 años.

Una cámara sagrada

Esta impresionante cueva, hogar de neandertales y humanos antiguos, ha sido testigo de milenios de actividad. Recientemente, los arqueólogos desvelaron una cámara oculta en sus entrañas, una cámara que pudo haber albergado un ritual sagrado. En el corazón de esta cámara, tallada en un bloque de dolomita, yace la enigmática tortuga, un testimonio del ingenio y las creencias espirituales de nuestros antepasados.

Objeto de culto

Según los expertos, esta tortuga tallada podría haber sido un tótem o un símbolo espiritual, un objeto central de devoción y reverencia. Su ubicación privilegiada, lejos del bullicio de la entrada de la cueva, apunta a su importancia, elevándola por encima de las actividades cotidianas.

Simbolismo universal

La tortuga, una criatura conocida por su longevidad y resistencia, aparece en mitos y religiones de todo el mundo, desde Asia hasta África y América del Norte. En la mitología hindú, la Tortuga del Mundo sostiene el universo, mientras que en China, se dice que Nuwa, la diosa creadora, utilizó las patas de una tortuga gigante para apuntalar los cielos. La tortuga, un símbolo de estabilidad y sabiduría, ha cautivado la imaginación humana durante siglos.

Evidencia de comportamiento religioso

Este descubrimiento en la cueva de Manot representa la evidencia más antigua conocida de comportamiento religioso en el Levante, un testimonio de la naturaleza temprana de las creencias espirituales humanas. Las marcas de cincel en la escultura, fruto de herramientas de sílex, son prueba del trabajo meticuloso que se dedicó a su creación, mientras que las cenizas de madera encontradas cerca sugieren el uso de antorchas para iluminar los rituales que se celebraban en la cámara.

Conexión con la naturaleza

Las tortugas, habitantes del Levante durante el período de ocupación de la cueva, eran veneradas por su carne, caparazones y posible importancia espiritual. Sus restos, hallados en entierros de posibles chamanes, insinúan su papel integral en las creencias y prácticas de las personas prehistóricas.