La máscara de Tutankamón, ¿no le pertenece?
Un nuevo estudio realizado por arqueólogos de la Universidad de York, en Inglaterra, revela un detalle sorprendente sobre la famosa máscara funeraria de Tutankamón: las perforaciones en las orejas, un detalle hasta ahora "olvidado", indican que este objeto pudo haber pertenecido a otra persona.
Las orejas perforadas apuntan a un faraón distinto
La profesora Joann Fletcher, egiptóloga del Departamento de Arqueología de la Universidad de York, señala que las orejas perforadas sugieren que el velo funerario pudo estar destinado a un faraón distinto. Su investigación se basa en los registros originales de Howard Carter, descubridor de la tumba de Tutankamón, conservados en el Instituto Griffith de la Universidad de Oxford, y plantea preguntas interesantes sobre los rituales de realeza en el Antiguo Egipto.
¿Una máscara reutilizada?
Este descubrimiento no solo resalta la falta de preparación para la muerte de Tutankamón, quien falleció inesperadamente, sino también la posibilidad de que se utilizaran objetos ya disponibles en el momento de su entierro. Algunos investigadores creen que la prisa para darle sepultura y la falta de tiempo para personalizar la máscara con su rostro podrían indicar un cierto "destrato" hacia el joven faraón, que murió antes de cumplir los 20 años.
La hipótesis de que la máscara fue originalmente diseñada para otro faraón no es nueva. En 2015, el egiptólogo Nicholas Reeves sugirió que podría haber sido para Nefertiti, la madrastra de Tutankamón, cuyo cuerpo sigue siendo un misterio.
Un hallazgo que reabre el debate
Este hallazgo reabre la discusión sobre los símbolos funerarios y el contexto en el que se dio la muerte de Tutankamón, un periodo de inestabilidad en la Dinastía XVIII del Antiguo Egipto. El faraón, uno de los últimos de su dinastía, vivió en un tiempo de cambios y conflictos, y su muerte temprana ha sido objeto de numerosas investigaciones, pues su estado de salud se describe como débil en los escritos de la época.
La prisa con la que se selló su tumba, evidenciada por los rastros de pintura sin secar en sus paredes, sugiere que no hubo tiempo para personalizar sus ritos funerarios, y la máscara destinada a otro personaje fue la que se colocó en su tumba.
Esta circunstancia histórica, lejos de restarle valor, hace que su máscara y tumba se conviertan en un tema de estudio fascinante que sigue revelando aspectos complejos de la cultura y sociedad egipcia.