La Justicia absuelve a los responsables de la residencia de Palau de Plegamans donde murieron 52 ancianos en la primera ola de la pandemia
La jueza del Juzgado de Instrucción número 3 de Sabadell (Barcelona) ha archivado la causa que investigaba la muerte de más de 50 ancianos en una residencia de Palau de Plegamans durante la primera ola de la pandemia de coronavirus.
Sin indicios de delito
La magistrada considera que no hay indicios de delito por parte del director, un médico y la empresa gestora de la residencia. La investigación se inició a raíz de una denuncia de la Fiscalía, que acusaba a los responsables del centro de abandono de personas con necesidad de especial protección, omisión del deber de socorro, homicidio imprudente y falsedad documental.
Informe forense exculpa a los acusados
Sin embargo, el informe médico forense concluye que no hubo abandono y que los residentes fueron visitados con regularidad. Además, la jueza no ha encontrado ningún incumplimiento deliberado o imprudente de las normas sanitarias por parte de la residencia ni desatención a los ancianos.
Aislamiento y visitas externas
En cuanto al aislamiento de los pacientes al inicio de la pandemia, la jueza señala que había el personal suficiente de acuerdo con la normativa y que los ancianos "no dejaron de recibir asistencia". Sobre las quejas de familiares por falta de información o descoordinación, la jueza las considera comprensibles pero recuerda que no suponen un delito.
Falta de transparencia y descoordinación
A pesar del archivo de la causa, la investigación ha puesto de manifiesto la falta de transparencia y descoordinación en la gestión de las residencias de ancianos durante la primera ola de la pandemia. La jueza señala que la residencia de Palau de Plegamans estaba en "una situación de gran complejidad en la gestión, propia de la situación epidémica que se vivía".
El caso de Palau de Plegamans es solo uno de los muchos que se han investigado en España en relación con la gestión de las residencias de ancianos durante la pandemia. El balance es desolador: miles de ancianos murieron en estas residencias, muchas de las cuales estaban gestionadas por empresas privadas con ánimo de lucro.