Una empresa farmacéutica ha retrasado el desarrollo de una vacuna contra la tuberculosis en busca de mayores ganancias. Los resultados prometedores de la vacuna fueron ignorados por la empresa, que decidió enfocarse en una vacuna contra el herpes zóster, una enfermedad que afecta principalmente a personas mayores con seguro médico.

El problema radica en que la vacuna contra la tuberculosis no es rentable en comparación con otras vacunas que pueden ser vendidas en países ricos. Aunque una vacuna contra la tuberculosis podría salvar la vida de millones de personas, las compañías farmacéuticas no ven incentivos económicos para desarrollarla.

Este caso resalta la realidad preocupante de la creación de vacunas en la salud pública. Las compañías farmacéuticas tienen el control sobre los productos desarrollados con financiamiento gubernamental, priorizando sus propios intereses comerciales sobre las necesidades de los enfermos y los pocos recursos disponibles para la salud pública.