La Navidad de la DANA: "La vida continúa con normalidad fuera, pero aquí el barro es eterno"

Dos meses después de la peor riada del siglo en la provincia de Valencia, algunos vecinos se aferran a la ilusión navideña, mientras otros no tienen ganas de celebrar. También la viven de forma distinta los afectados directos y los que no.

En Catarroja, 6.684 viviendas, 12.443 coches, 1.199 negocios y 339 industrias se vieron afectados por la inundación, según datos del Consorcio de Seguros. Además, 25 personas perdieron la vida.

En el mercado municipal, la gente compra con normalidad para la cena de Nochebuena. "Te adaptas a todo y sigues adelante", dice la carnicera. "La gente celebra, pero hay barrios en los que no queda una casa ni un negocio en condiciones".

En la vecina Paiporta, la calle Primero de Mayo está llena de estrellas dibujadas con mensajes de esperanza de colegios de toda España. "Sois muy balientes", dice uno. "Os queremos. Bon Nadal". "No nos olvidaremos de vosotros", promete otro.

En medio de la calle, Silvia ha colocado un árbol enorme y lo ha decorado con guirnaldas, globos y piruletas gigantes. "No es que yo no tenga problemas", explica. "De hecho, tengo muchos. Antes de la DANA tenía una cafetería que no voy a poder reabrir. Ahora mismo no tengo ingresos de ningún tipo".

Volver a trabajar la ha ayudado a dejar de pensar en la tragedia. "Hasta hace cinco días, me pasaba el día limpiando", explica. "Porque, después del barro, ha llegado el moho".

En Catarroja, María Asencio explica que "el mejor regalo de Navidad sería que nos llegaran ya las ayudas por nuestra tienda de ropa".

La fotógrafa que tomó las imágenes de este reportaje, Mónica Torres, también perdió su casa por culpa de la DANA. A ella, como a muchos otros afectados, se le empañan los ojos al recordar lo ocurrido.

En el Parc El Secanet de Catarroja, los niños hacen cola para sentarse en las rodillas de Papá Noel. Los padres cuentan que los más pequeños aún arrastran pesadillas por lo ocurrido.

"Aquella noche apareció agua de la nada. Fue un desastre sobrenatural", dice Leo, uno de los niños.