Miles de madrileños optan por mudarse cerca de sus allegados, es la tendencia que se impone en la capital. Según los datos municipales de movilidad residencial, la mitad de los cambios de domicilio se hacen dentro del mismo distrito y la otra mitad se divide entre los otros 20, con preferencia por los barrios adyacentes. El estudio concluye que el 55% de las mudanzas se hacen dentro del primer nivel y el 70% en los dos primeros niveles.
¿Cuáles son las razones de esta tendencia?
Los expertos señalan que en las sociedades de la Europa del Sur, la proximidad se ha establecido como un elemento fundamental para compensar la “escasa cobertura del sistema de bienestar”. La investigadora de la Complutense Margarita Barañano hace especial hincapié en lo que se refiere a los cuidados. “El sistema como mucho te cubre que alguien vaya dos horas a ver a tu padre, es inviable que tú te hagas cargo de esa tarea si tienes que recorrer dos horas para ir a su casa. Y lo mismo pasa con el cuidado de los nietos”.
Además, la edad a la que los hijos se emancipan, que en España de media supera los 30 años, también influye en las mudanzas a corta distancia. Muchos jóvenes prefieren quedarse cerca de sus padres para poder disfrutar de su apoyo y compañía.
Algunos ejemplos
Esther Villanueva, odontóloga de 26 años, ha hecho cuatro mudanzas en seis años, siempre dentro del mismo barrio, Argüelles, en el distrito de Moncloa. “Nunca me he planteado irme a otro barrio, todos hemos intentado vivir cerca para vernos mucho”, señala.
Jesús Ortega, periodista de 38 años, también ha apostado por la proximidad. Creció en Moratalaz y, aunque se mudó con sus padres a Retiro, ahora ha vuelto a su barrio de toda la vida. “Tengo suerte de vivir aquí, porque con los precios del centro, la gente está descubriendo los barrios y los alquileres también están subiendo”, puntualiza.
Pablo Albacete, de 34 años, es otro claro ejemplo de chico de barrio. Nacido y criado en Quintana, en el distrito de Ciudad Lineal, no dudó en volver a sus calles cuando se emancipó. “Solo veo ventajas a vivir aquí. Salgo a correr por el parque de siempre, me gusta conocer al del bar o al de la tienda que en muchos casos fue compañero de colegio... Este sitio es como un pueblo dentro de la gran ciudad, un sitio obrero y humilde en el que me siento cómodo”, señala.
Estos son solo algunos ejemplos de la tendencia que se impone en Madrid: mudarse cerca de los allegados. Una tendencia que se explica por motivos de bienestar, económicos y sociales, y que permite a los madrileños sentirse más cerca de los suyos.