Las autoridades han hecho públicos los datos más precisos hasta la fecha sobre las víctimas mortales de la devastadora riada que azotó la Comunidad Valenciana el pasado mes de octubre, dejando un trágico balance de 216 personas fallecidas.

Características de las víctimas

El análisis de los datos revela patrones preocupantes relacionados con la edad y el sexo de las víctimas. Casi la mitad de las personas fallecidas, un alarmante 48%, tenían 70 años o más, a pesar de que este grupo de edad representa solo el 15% de la población de los municipios afectados. Esta cifra pone de manifiesto la especial vulnerabilidad de las personas mayores ante este tipo de catástrofes.

Además, se observa una notable diferencia en el número de víctimas mortales según el sexo. Los hombres representan el 59% de los fallecidos, mientras que las mujeres constituyen el 41%. Esta disparidad puede estar relacionada con factores como la exposición al riesgo y las diferencias en los comportamientos de supervivencia.

El informe también destaca el elevado número de víctimas extranjeras, que representan el 12% del total de fallecidos. Rumanía, Marruecos y China son los países de origen más comunes entre las víctimas no españolas.

Los municipios más afectados

Los datos también arrojan luz sobre los municipios que sufrieron un mayor impacto durante la riada. Paiporta y Catarroja concentran un tercio de las víctimas mortales, con 45 y 25 fallecidos respectivamente. Valencia y sus pedanías también sufrieron importantes pérdidas, con 16 víctimas mortales. Otros municipios con un número significativo de fallecidos son Alfafar (15), Massanassa (11), Benetússer (10), Torrent (10) y Picanya (10).

Necesidad de medidas de prevención

Estos datos ponen de relieve la necesidad de reforzar las medidas de prevención y preparación ante este tipo de fenómenos meteorológicos extremos, que cada vez son más frecuentes e intensos debido al cambio climático. Las autoridades deben implementar planes de emergencia eficaces, mejorar los sistemas de alerta temprana y concienciar a la población sobre los riesgos y las medidas de autoprotección.

Las víctimas de la riada de Valencia permanecerán en el recuerdo como un trágico recordatorio de la importancia de la preparación y la prevención ante los desastres naturales.