La rueda de la fortuna de Edward Burne-Jones: el destino en manos del azar
El simbolismo de la rueda
En el cuadro, una gigantesca rueda domina la escena, símbolo del destino imprevisible. Junto a ella, la diosa Fortuna, impasible, sostiene la rueda con una expresión indiferente. Fortuna, como representación del azar, no muestra piedad ni preferencia, girando la rueda sin importar las consecuencias.
Las figuras atrapadas
Frente a la rueda, tres figuras masculinas desnudas representan personas de diferentes ámbitos de la vida: un rey, un poeta y un esclavo. Aunque separados por su estatus social y poder, comparten un destino común: están atrapados por la rueda de la fortuna. Estas figuras, inspiradas en la perfección anatómica de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, evocan la igualdad ante el destino.
La atmósfera opresiva
Burne-Jones no solo se centró en el simbolismo, sino también en la atmósfera de la pintura. Los tonos oscuros y apagados, influenciados por las teorías del color de Goethe, crean una sensación de opresión. Estos colores marrones y grises contribuyen a una atmósfera asfixiante que refuerza el mensaje pesimista de la obra: nadie puede escapar de la fortuna.