Los bosques catalanes sufren un récord de sequía en 2023

Los bosques en Cataluña han registrado un nuevo récord de afectaciones por sequía en 2023, con un total de 66.482 hectáreas afectadas. Esta cifra representa el peor registro desde que la red de monitoreo del estado de los bosques en Cataluña, Deboscat, comenzó a monitorear el problema en 2012.

La sequía ha provocado la pérdida de árboles que se han secado o muerto debido a la falta de lluvias en los últimos tres años. El Departamento de Acción Climática de la Generalitat, en colaboración con el Centro de Investigación y Aplicaciones Forestales (CREAF) y el Cuerpo de Agentes Rurales, ha implementado un proyecto para monitorear el estado de la salud forestal catalana.

Medidas para prevenir incendios

Ante el inicio de la campaña de incendios, la Generalitat ha abierto una nueva línea de subvenciones dirigidas a la propiedad privada, con una dotación de 5,2 millones de euros. Estas subvenciones están destinadas a retirar los árboles muertos que pueden convertirse en combustible durante el verano, así como a mejorar los bosques que están sufriendo estrés por la sequía.

Anna Sanitjas, directora general de Ecosistemas forestales y gestión del medio, enfatiza que esta medida es crucial para prevenir posibles incendios forestales de gran magnitud este verano. A pesar de que las últimas lluvias han ayudado a recuperar parcialmente la vegetación, el peligro de incendio sigue latente debido a las altas temperaturas y la acumulación de combustible.

El 75% de los bosques catalanes son privados

Cataluña cuenta con un 65% de superficie forestal, pero el 75% de estos bosques son de propiedad privada. Esto significa que los propietarios deben asumir los gastos adicionales provocados por la sequía. Sanitjas destaca que la extracción de madera en estas condiciones es más costosa que en circunstancias normales.

En los últimos 10 años, se han quemado unas 22.000 hectáreas de superficie forestal en Cataluña, mientras que los peores incendios registrados en 1994 quemaron 36.000 hectáreas. Mireia Banqué, investigadora del CREAF, señala que estos resultados demuestran que, aunque se preocupan por los incendios forestales, también deberían preocuparse por la muerte de los bosques por sequía y calor, como ha ocurrido en 2023.

Variaciones en las especies afectadas

Después de la campaña de 2020, que registró un mínimo de superficie afectada, el volumen fue creciendo hasta las 33.000 hectáreas afectadas en 2022. En 2023, la cifra se disparó a 66.482 hectáreas debido a la persistencia de la sequía.

Las comarcas de la mitad norte de Cataluña, como la Selva, el Baix y Alt Empordà, el Gironès y Osona, continúan siendo las más afectadas. En 2022, la comarca con más afectación nueva fue el Pallars Jussà, con 2.600 hectáreas. Sin embargo, en 2023, el Baix Empordà registró el récord de nuevas afectaciones, con 9.230 hectáreas.

Banqué explica que algunas especies, como las planifolias (robles y encinas), podrán recuperarse y rebrotar gracias a las recientes lluvias. Sin embargo, otras especies, como las coníferas (ciertos pinos y abetos), han muerto. Los pinos, que tradicionalmente registraban bajos valores de superficie afectada, muestran cifras muy elevadas en 2023, con 15.600 hectáreas afectadas en total, siendo el pino rojo la variedad más afectada.