La Torre de Montreal: La estructura inclinada más alta del continente americano
Cuando se habla de estructuras inclinadas, la Torre de Pisa es probablemente la más famosa del mundo. Sin embargo, en América del Norte existe una que no solo es más moderna, sino que además ostenta el título de ser la estructura inclinada más alta del continente.
Una maravilla de la ingeniería moderna
Con más de 165 metros de altura, la Torre de Montreal supera casi tres veces la altura de la emblemática construcción italiana. Forma parte del Parque Olímpico de Montreal, Canadá, y fue diseñada por el arquitecto francés Roger Taillibert para los Juegos Olímpicos de 1976.
Su diseño desafía los límites de la arquitectura, con un ángulo de inclinación de 45 grados que la hace única en su tipo. Su construcción fue un hito en la ingeniería moderna, convirtiéndola en un ícono indiscutido de la región.
Un mirador excepcional
Además de su imponente altura, la Torre de Montreal ofrece a los visitantes una experiencia excepcional. Se puede llegar a su cima a través de un funicular panorámico, que en sí mismo es una atracción turística.
Desde el mirador, se puede disfrutar de una vista panorámica de Montreal y sus alrededores, lo que la convierte en un destino turístico muy popular.
Detalles fascinantes
- Puede soportar el 75% del peso del techo retráctil del Estadio Olímpico gracias a un sistema de tensores.
- Sus 145.000 toneladas de hormigón armado están distribuidas en dos cuerpos principales.
- Conserva tres puntos de apoyo originales que se hunden hasta 10 metros bajo tierra, garantizando su estabilidad.
- Desde 2015, siete de sus 12 plantas internas están habilitadas como oficinas con capacidad para más de 1.000 personas.
- Es la décima estructura más alta de Montreal, pero la única inclinada de esta magnitud.
Un símbolo de innovación
La Torre de Montreal es más que una estructura imponente; es un símbolo de la innovación arquitectónica de Canadá. Es un testimonio del ingenio humano y un punto de referencia para quienes visitan Montreal.
Su construcción no solo fue un logro de ingeniería, sino también un impulso para el turismo y el desarrollo cultural de la ciudad.