La letal Yararacusú, la serpiente más venenosa de Argentina

Argentina alberga una asombrosa diversidad de serpientes, incluidas 19 especies venenosas. Entre ellas, la Yararacusú (Bothrops jararacussu) destaca como la más peligrosa.

Características y hábitat de la Yararacusú

Esta víbora de gran tamaño puede alcanzar hasta 1,8 metros de longitud, aunque se han registrado especímenes de más de 2 metros.Habita exclusivamente en las selvas húmedas, orillas de ríos y lagunas de la provincia de Misiones, en el norte del país.

Veneno potente y agresividad

La Yararacusú es conocida por su veneno altamente tóxico y su temperamento agresivo. Sus colmillos, de hasta 2,5 centímetros, pueden inyectar una gran cantidad de veneno, que puede ser fatal para los humanos si no se trata a tiempo.

Según el Sistema de Información de Biodiversidad, su coloración varía, pero el patrón más común es negro con rayas amarillas. Tiene una cabeza voluminosa con un hocico puntiagudo y ojos oblicuos con iris dorado y pupila vertical.

Otras serpientes venenosas en Argentina

Además de la Yararacusú, Argentina es hogar de otras serpientes venenosas como la yarará (Bothrops alternatus), la coral (Micrurus corallinus) y la cascabel (Crotalus durissus).

  • La yarará es una serpiente de tamaño medio, de colores ocres claros y esbelta, que habita en la provincia de Misiones.
  • La coral es una serpiente mortal con veneno neurotóxico, que se encuentra en Buenos Aires, Chubut y Santa Cruz.
  • La cascabel es una serpiente grande y pesada, con un característico patrón de diamantes en su piel, que habita en varias provincias del norte y centro del país.

Consejos para evitar mordeduras de serpientes

El Ministerio de Salud de Argentina recomienda tomar precauciones al transitar por zonas donde habitan serpientes venenosas, como:

  1. Utilizar protección como botas, polainas o canilleras, ya que la mayoría de las mordeduras ocurren en las extremidades inferiores.
  2. Mantener el pasto corto en los domicilios y evitar meter las manos en agujeros o cuevas, donde pueden refugiarse las serpientes.
  3. Caminar con precaución y, de ser posible, acompañado de perros locales que pueden advertir la presencia de ofidios.

"Las mordeduras por serpientes venenosas son accidentales. Las serpientes no agreden o atacan, y menos aún persiguen a los humanos", destaca el Ministerio de Salud.