Las mentiras más grandes de la historia mundial
La historia está llena de episodios legendarios que, pese a carecer de algún respaldo como un documento o una investigación, han pasado de generación en generación. Además de estos hechos más cercanos a la fantasía que a la realidad, existen simples mentiras elaboradas para dominar, difamar o, incluso, producir una guerra.
De esta manera, los mitos de la historia pueden ser anecdóticos y solo hacer confundir a los participantes de concursos de sabiduría. O convertirse en auténticas campañas con fines inconfesables.
Armas de destrucción masiva en Irak
En 2003, el gobierno de Estados Unidos afirmó que Irak poseía armas de destrucción masiva y con este argumento, justificó la invasión del país. Sin embargo, nunca se encontraron tales armas: la guerra se había basado en una mentira.
El hundimiento del Maine
En 1898, la explosión del acorazado estadounidense USS Maine, ocurrida en La Habana (Cuba), fue atribuida a un ataque español y esto derivó en la guerra hispano-estadounidense. Sin embargo, el portal de National Geographic advierte que investigaciones posteriores sugieren que la explosión habría sido accidental.
El fraude de Piltdown
En 1912, el paleontólogo Arthur Woodward presentó un cráneo fosilizado encontrado en Piltdown, Inglaterra, que describió como el "eslabón perdido" entre los humanos y los simios. El sitio del diario español El País explica que, sin embargo, cuatro décadas más tarde se descubrió que era una combinación de un cráneo humano de la Edad Media y de la mandíbula de un orangután.
La quema de las brujas de Salem
Entre 1692 y 1693, en Massachusetts (Estados Unidos), tres mujeres (Tituba, Sarah Good y Sarah Osburne) fueron arrestadas acusadas de ejercer la brujería. Las tres fueron condenadas y ajusticiadas, según la versión más conocida, en la hoguera. Sin embargo, en aquella época, a diferencia de Europa, la hoguera no era el método de ejecución empleado. El castigo entonces era la horca.
Ni teléfono, ni rojo
Durante la Crisis de los Misiles (1962), que alteró como pocas veces las relaciones con Estados Unidos y la URSS, según suele afirmarse, un “teléfono rojo” permitía la comunicación entre John F. Kennedy y Nikita Jruschov. En realidad, era una línea encriptada de teletipo, y no de teléfono. El adjetivo “rojo” proviene de la importancia de los asuntos a tratar.
¿Nombró cónsul a su caballo?
La leyenda asegura que el emperador Calígula, descrito por varios historiadores como alguien extravagante y errático, nombró cónsul a su caballo Incitatus. Sin embargo, el historiador romano Suetonio dice que el césar quería mucho al caballo y que por eso le otorgó un establo de mármol. También, que habría pensado en nombrarlo cónsul. No existen evidencias de que el nombramiento se hubiera llevado a cabo.
La frase de María Antonieta
Según las Confesiones, de Jean Jacques Rousseau (1766), una “gran princesa” dijo que “los pobres, si no tenían pan, debían comer brioche”. Aunque Rousseau no menciona a María Antonieta, los revolucionarios popularizaron la frase para difamar a la reina consorte de Francia. Sin embargo, es imposible que ella haya sido la “gran princesa”, porque recién llegó a Versalles en 1770.