Hoy, las mujeres seguimos hablando entre nosotras, y confiamos las unas en las otras nuestras experiencias en materia de violencia sexual. Esta cadena de confianza se propaga y se repite, y en ella, cada mujer da el valor que considera a ese testimonio que le llega de una conocida, amiga o colega de trabajo.

La importancia de la red testimonial

Hasta hace poco, esta era prácticamente la única forma de protección con la que contábamos: una red testimonial. Nos alejábamos de aquellos tipos de los que nos llegaba información negativa y confiábamos en aquellos de los que teníamos mejores referencias. Y la información negativa llega de muchos: actores, taxistas o políticos, dependiendo de nuestro ámbito de acción.

Avances en la lucha contra la violencia sexual

En los últimos años, hemos visto avances en materia de contención y reparación de la violencia sexual, impulsados por los partidos de izquierda, entre los que se encuentra el anterior Ministerio de Igualdad. Se han puesto sobre la mesa temas de consentimiento y atención específica a las víctimas de violencia, y se ha cambiado el foco: de la víctima al agresor.

Las instituciones han recogido un sentir que el feminismo lleva décadas reclamando: las nuevas generaciones de mujeres llenaron las calles para reclamar un juicio justo para la víctima de La Manada, y vivieron el cambio fundamental que supuso la conversación colectiva sobre violencia del #MeToo y el #Cuéntalo.

La sorpresa ante las acusaciones a políticos

Ahora, los medios de comunicación y parte de la sociedad se sorprenden ante la noticia de que ciertos políticos que pertenecen o han pertenecido a los partidos que propulsaron estas leyes estén siendo acusados de ejercer violencia sexual contra mujeres. Primero Íñigo Errejón, ahora Juan Carlos Monedero.

A muchas mujeres no nos sorprende. ¿Acaso no han prestado atención a los testimonios? Todos trascienden ideología, edad y clase social. La ceguera política de Podemos y Sumar ha sido la de todos los partidos. Muchas recordamos los carteles del 8M de 2016 en los que los líderes de Podemos (Pablo Iglesias y Errejón) ocupaban el espacio del Día de la Mujer Trabajadora.

Un cambio fundamental en la política

Antes, un político podía caer en desgracia por un caso de corrupción; ahora, también puede hacerlo por la violencia ejercida contra las mujeres. Este cambio es transversal a todo carácter ideológico.

Está en manos de los partidos hacer caso a las mujeres que narran sus violencias. Porque habrá más.