¡Cuidado! Los libros antiguos pueden ser tóxicos

Los libros antiguos, apreciados por su valor histórico y estético, pueden contener cromo y otros metales tóxicos debido a los pigmentos utilizados en sus cubiertas.

Las investigaciones recientes han revelado que muchos libros del siglo XIX y principios del XX contienen cromo, un elemento químico que, en altas concentraciones, puede ser peligroso para la salud. El cromo se utilizaba principalmente en la producción de libros a través de pigmentos en papel y cubiertas, así como en el curtido del cuero, que aportaba mayor durabilidad.

Durante la revolución industrial, se popularizó su uso debido a las brillantes tonalidades amarillas que ofrecía, mejorando la apariencia de los libros. Estos avances estéticos y tecnológicos ocultaban, sin embargo, un riesgo desconocido para quienes manipulan estos objetos hoy en día.

Estudios recientes muestran niveles peligrosos de cromo en libros antiguos

Estudios recientes han mostrado que algunas colecciones de libros antiguos contienen niveles peligrosos de cromo y otros metales tóxicos. Investigadores de la Universidad Lipscomb en Nashville analizaron una colección de libros y encontraron concentraciones de cromo y plomo que superaban los niveles seguros.

La exposición prolongada a estos compuestos, especialmente a través de inhalación o contacto con la piel, puede provocar serios problemas de salud, como cáncer o daños en los pulmones.

Utilizando un espectrómetro de fluorescencia de rayos X, los científicos detectaron concentraciones de metales tóxicos en las cubiertas de varios libros, con niveles que alcanzaban hasta seis veces el límite legal permitido. En particular, algunos libros con más de 100 años contenían plomo y cromo en niveles preocupantes, lo que sugiere que la manipulación frecuente de estos tomos podría conllevar riesgos.

Precauciones al manipular libros antiguos

Aunque el riesgo no es inminente para la mayoría de los lectores, es importante tomar algunas precauciones al manipular libros antiguos. El contacto prolongado con cubiertas que contienen pigmentos tóxicos podría ser peligroso si los compuestos metálicos se esparcen por el aire o se transfieren a las manos.

Lavarse las manos después de manipular estos libros, evitar tocarse la cara y usar guantes de algodón o nitrilo pueden ser medidas preventivas útiles.

Los expertos también recomiendan evitar comer o beber mientras se manipulan libros antiguos para reducir la posibilidad de ingestión accidental de partículas tóxicas. Con estas simples medidas de precaución, los amantes de los libros pueden seguir disfrutando de estas joyas literarias sin comprometer su salud.