La medicina veterinaria, a pesar de sus notables avances en las últimas décadas, aún enfrenta desafíos significativos en lo que respecta a la salud felina. Mientras que los cuidados para mascotas como los perros han experimentado una evolución considerable, la medicina para gatos sigue estando rezagada, considerada por muchos como un «interés de nicho», según Karen Perry, cirujana ortopédica veterinaria en la Universidad Estatal de Míchigan.

La brecha entre la medicina canina y felina

Históricamente, los veterinarios han tendido a aplicar a los gatos tratamientos y pruebas diseñados para perros, una práctica que, según Bruce Kornreich, director del Centro de Salud Felina de la Universidad Cornell, es insostenible. «No es razonable suponer que todo lo que funciona en un perro funcionará en un gato», advierte Kornreich, subrayando la necesidad de una investigación más enfocada en las particularidades felinas.

Diferencias metabólicas y sintomatología

Una de las principales razones de esta disparidad radica en las diferencias metabólicas entre perros y gatos. Algunos medicamentos comunes para perros pueden ser tóxicos para los gatos. Además, los gatos tienden a enmascarar sus síntomas de manera diferente a los perros, lo que dificulta la detección temprana de enfermedades. Perry explica que, mientras que los perros con artritis suelen mostrar cojera evidente, los gatos pueden simplemente reducir su actividad o mostrarse más irritables.

Según «The New York Times Company» (2024), esta situación se agrava por el hecho de que los dueños llevan a los perros al veterinario con mayor frecuencia que a los gatos. Esto podría deberse a una percepción social que valora menos la vida de los gatos o a la creencia de que son más independientes y menos sociables.

La historia de Olive: un caso que ilustra la problemática

El caso de Olive, una gata que sufrió de anemia severa, ejemplifica los desafíos que enfrentan los veterinarios en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades felinas. A pesar de múltiples transfusiones y visitas a cuidados intensivos, los veterinarios no pudieron determinar la causa subyacente de su enfermedad ni encontrar un tratamiento efectivo. Finalmente, se consideró la extirpación del bazo como último recurso, aunque sin datos veterinarios sólidos que respaldaran esta opción en gatos.

Iniciativas para impulsar la medicina felina

Afortunadamente, la situación está comenzando a mejorar. Algunas facultades de veterinaria están invirtiendo más en la salud felina, y los médicos clínicos están implementando prácticas que reducen el estrés y toman en cuenta las necesidades específicas de los gatos. Además, cada vez más científicos están investigando las causas genéticas y ambientales de las enfermedades felinas.

El proyecto Darwin’s Cats

Elinor Karlsson, genetista de la Facultad de Medicina Chan de la Universidad de Massachusetts y del Instituto Broad, es una de las investigadoras que está liderando este cambio. Conocida por sus estudios sobre el genoma canino, Karlsson lanzó el año pasado Darwin’s Cats, un proyecto científico comunitario internacional que busca comprender mejor los fundamentos genéticos de la salud y el comportamiento felino.

Este proyecto enfrenta el desafío de obtener muestras de ADN de gatos, que suelen ser reacios a donar saliva. Karlsson y su equipo han desarrollado un método para secuenciar el genoma felino a partir de unas pocas hebras de pelo recogidas con un peine, una técnica que ha demostrado ser eficaz y preferida tanto por los dueños como por los gatos.

El legado de Olive y la esperanza en la investigación genética

La historia de Karlsson tiene un paralelismo con la de Olive, ya que también perdió un gatito debido a una rara enfermedad autoinmune. Esta experiencia personal la ha impulsado a investigar las predisposiciones genéticas a trastornos inmunitarios en gatos. La dueña de Olive, tras la pérdida de su gata, decidió inscribir a la compañera de camada de Olive, Juniper, en Darwin’s Cats y donó un mechón de pelo de Olive a los investigadores. Aunque no hay garantía de que este gesto aporte información valiosa, existe la posibilidad de que contenga respuestas que puedan ayudar a otros gatos en el futuro.

Según Grupo Milenio (#PublisherOrg), la investigación en salud felina está avanzando, aunque lentamente. Iniciativas como Darwin’s Cats están allanando el camino para una mejor comprensión de la biología felina y para el desarrollo de tratamientos más efectivos para las enfermedades que los afectan.

Consideraciones Finales

En conclusión, la medicina felina está experimentando una transformación gradual, impulsada por la investigación genética y un mayor enfoque en las necesidades específicas de los gatos. Aunque aún quedan muchos desafíos por superar, el futuro de la salud felina parece prometedor gracias al esfuerzo de científicos, veterinarios y dueños comprometidos con el bienestar de estos animales.