Huaquechula revive la tradición del Día de Muertos con monumentales ofrendas
En el municipio de Huaquechula, Puebla, se vive una de las tradiciones más únicas y emotivas del Día de Muertos en México, con la elaboración de monumentales altares que honran la memoria de los seres queridos fallecidos.
Altares artesanales y significativos
Los altares, elaborados con artesanías propias de la región, son verdaderas obras de arte que reflejan la creatividad y el arraigo cultural de los huaquechulenses. Cada detalle tiene un significado especial, desde la estructura hasta los elementos que se colocan sobre ellos.
La estructura del altar representa diversos simbolismos, como la iglesia o la casa del difunto. Se incluye un reloj que marca la hora estimada del fallecimiento, simbolizando el momento en que el tiempo se detuvo para esa persona. El pan tradicional, los rosquetes, representa el rostro del difunto, mientras que la hojaldra y los chocolates son ofrendas típicas de la región.
Un código de respeto y convivencia
Visitar estos altares monumentales implica seguir un estricto código de ética para los visitantes. Es importante pedir permiso para ingresar, no llegar con las manos vacías y mantener un comportamiento respetuoso.
Cuando se retiran las ofrendas el 2 de noviembre, las familias que elaboraron los altares ofrecen una comida a los visitantes, quienes deben mostrar gratitud y colaborar con la limpieza del lugar.
Preservando la tradición
En esta edición, se han colocado 30 altares, cinco de ellos dedicados a artesanos fallecidos, reconociendo su invaluable contribución a la tradición. Sin embargo, la desaparición de estos artesanos pone en riesgo la continuidad de esta costumbre única.
Por ello, se busca incentivar la economía local promoviendo la elaboración de los componentes de las ofrendas entre artesanos del propio municipio, preservando así el legado cultural y artístico de Huaquechula.
Las monumentales ofrendas de Huaquechula son un testimonio del profundo respeto y cariño que los vivos sienten por sus seres queridos fallecidos. Son altares que no solo honran su memoria, sino que también fortalecen los lazos comunitarios y celebran la riqueza cultural mexicana.