Explotación sexual en Delicias 133: Siete plantas de prostitución
Mujeres 24 horas en un macroburdel de Madrid
Cuatro cabecillas de una red que gestionaba uno de los mayores macroburdeles de Madrid han sido condenados tras un juicio en el que apareció una testigo protegida sorpresa, declaró el bisnieto de Franco y la magistrada declaró impertinentes medio centenar de preguntas de los letrados.
«Viejas ya tengo muchas y no me interesan»
Esta es la transcripción de una de las conversaciones mantenidas por Fausto G., el cabecilla de una red que gestionaba varios pisos de prostitución en Madrid, según la sentencia a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Uno de ellos, el tristemente célebre de Delicias 133. Mujeres 24 horas en sus siete plantas, a demanda.
Desde que el mercadeo de los cuerpos de las mujeres ha pasado de la calle a los pisos particulares, han aumentado las dificultades para perseguir la trata, la inmigración ilegal y los delitos relativos a la prostitución. El juicio, que ha culminado con la condena de Fausto y otros tres integrantes de la trama, es buena muestra de esta impunidad: la red operaba en todo un bloque en un barrio céntrico de Madrid y tuvo el atrevimiento de poner en el telefonillo “putas”.
La declaración de una testigo protegida
Uno de los elementos fundamentales, y más difíciles de mantener hasta el final del proceso, son las declaraciones de las víctimas, las que relatan los horarios abusivos, la incomunicación con sus familiares, la falta de libertad para moverse solas por la ciudad y la cesión obligatoria de un gran porcentaje de lo que los pagan los puteros.
En la vista oral que juzgó a los nueve acusados, seis hombres y tres mujeres, por pertenecer a este entramado de trata, una de las testigos protegidos apareció casi el último día, para sorpresa de todos. Estaba en su Colombia natal, donde huyó tras escapar de España. Aseguró no haber comparecido antes por miedo.
La mujer relató durante dos horas el periplo desde que contactó con Laura, una conocida de su barrio que la invitó a venir a trabajar a España, hasta su huida del piso en el que fue obligada a prostituirse.
Según explicó, le dijeron que iba a trabajar como camarera en un crucero en Italia y, al hacer escala en España, fue cuando le recogieron y la llevaron a un inmueble alquilado por la red.
También detalló el tipo de prácticas que debía realizar, cómo se anotaban en un cuaderno que se guardaba en el salón y cómo la escondieron debajo de una cama cuando, un día de marzo de 2018, acudió la policía a hacer inspección al piso.
La mayor parte del tiempo permaneció en una vivienda de la calle de Manuel Aleixandre, donde en el telefonillo ponía la palabra “putas”. Dependiendo de las necesidades, la trasladaban a Delicias 133.
Condena a los cabecillas de la trama
En la sentencia, la magistrada da total credibilidad al relato: “No formuló denuncia en España; al contrario, trabajó hasta reunir dinero suficiente y se volvió a Colombia. No se aprecia, por tanto, un motivo de venganza. Y tampoco se le puede achacar el propósito de legalizar su situación administrativa, que no ha intentado en ningún momento”.
El fallo judicial también considera acreditado que los jefes del entramado advirtieron a una de las chicas que, igual que la habían traído a España, la podían hacer “desaparecer”. “Tú haces algo mal y lo va a pagar tu familia. Aquí lo importante es el cliente”, le espetó otro de ellos.
Por último, la mujer colombiana también narró el día de su huida.
El fallo judicial condena a Fausto y Álex, considerados cabecillas del clan, a nueve años y 11 meses de prisión por inmigración ilegal, un delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual y a un delito relativo a la prostitución —la Fiscalía pedía 34 años de prisión—. A Vidalina, pareja de Fausto, 14 meses de cárcel como cómplice de un delito de inmigración ilegal y otro delito relativo a la prostitución y a otro de los acusados a 13 meses.
El edificio hoy parece clausurado, sin actividad, con todas sus persianas azules bajadas. Quedan otros por toda la ciudad, anuncios de “chicas independientes” en los parabrisas, contactos en webs con “mujeres calientes”.