Viladrau, escenario de una operación policial contra el narcotráfico

El tranquilo pueblo de Viladrau, conocido por sus aguas, castañas y veraneo, vivió su jornada más intensa el lunes con una operación policial antidroga.

Tras seis meses de investigaciones y vigilancia, con agentes encubiertos infiltrados en el pueblo, la brigada central de estupefacientes (Udyco) de la policía nacional lanzó una fulgurante operación para detener a un grupo de peligrosos narcotraficantes que habían establecido su base en el pueblo.

Un alijo de 800 kilos de hachís y tres detenidos

La operación, cuyo nombre no ha trascendido pero que pide a gritos haberse denominado "Operación Agua de Viladrau", "Operación Castaña" u "Operación Brujas", se saldó con la incautación de 800 kilos de hachís, la detención de tres delincuentes y el susto morrocotudo de la población, dado que se produjo la fuga de uno de los criminales (ahora ya capturado), su persecución por parte de la policía a través del pueblo y un tiroteo.

"¡Pero qué hace este bestia!"

"Iba a Correos y me encontré en la subida del viejo cine un coche que venía a una velocidad increíble, vamos que ni en el Rally de Catalunya. Pensé ‘¡pero qué hace este bestia!’. Hubo un sonido como si reventara algo, se le debió clavar el motor y el coche se quedó parado frente al garaje de los Ferrater. Un tipo salió por la ventanilla, y se marchó corriendo hacia la fuente de la Jacinta y la Masía del Montseny. Entonces vi los agujeros de bala en el automóvil, en el parabrisas, el capó y la puerta. Fue un shock. Me dio taquicardia". Lo explica Carina Portet, una de las viladrauenses que dan vida cada víspera de Todos los Santos a las brujas del siglo XVII de la localidad en el famoso Ball de Bruixes.

Psicosis en el pueblo

"Ha habido un poco de psicosis en el pueblo, sobre todo por el escapado inicialmente", dice la alcaldesa Margarida Feliu. "Llamadas que expresaban inquietud porque la abuela no contestaba al teléfono, y cosas así. Suspendimos una actividad de los niños en el bosque. Hemos tenido que tranquilizar a la gente".

La zona cero de la operación

Resulta que justo al lado del taller, en la gran nave de la vieja fábrica al final del passeig de les Guilleries, lejos del núcleo urbano, estaba el cubil donde los delincuentes se dedicaban a sus cosas de narcos. La operación comenzó aquí, donde hoy todo está tranquilo y puede verse el coche, un Nissan Juke gris plata, precintado por la policía.

En un ejercicio de True crime, recorro el perímetro tarareando You Want It Darker y buscando infructuosamente casquillos de bala, e inspiración.

La huida y los disparos

Hay que imaginarse la escena (la operación sigue abierta y se ha decretado secreto de sumario) que se desarrolló el lunes: la policía entrando en el almacén y encontrando una camioneta llena de droga y varios coches de alta gama, la detención sin miramientos del traficante que se encontraba en el local, la fuga desesperada del otro en el Nissan tratando de arrollar a los agentes, los disparos, la huida camino de tierra hacia arriba y la persecución.

"Lo mejor es que nos los hemos sacado de encima"

"Lo mejor es que nos los hemos sacado de encima, aunque no se sabe, son mafias muy fuertes", reflexiona Jordi, el mecánico experto en Suzukis que vivió la operación desde su taller, a pocos metros y oyó los tiros.

"No estamos acostumbrados aquí a cosas tan graves"

"La operación ha estado muy bien ejecutada, excepto por la fuga", reflexiona Roger, uno de los dos guardias municipales de Viladrau, con Pol, que han apoyado "en la medida de nuestras posibilidades" la acción. "Nos han hecho sentirnos partícipes, aunque nos dieron una información muy limitada, por motivos de seguridad. No estamos acostumbrados aquí a cosas tan graves, por suerte. Es lo más fuerte que ha pasado en Viladrau, una operación contra el crimen organizado, y abriendo fuego..."

Una operación importante

La redactora de EL PAÍS especializada en información policial y de sucesos Rebeca Carranco, muy curtida, confirma la relevancia de los hechos. "Es un caso importante, no es habitual que se produzca una situación tan extrema y la policía dispare a un coche; no es una nadería, desde luego".

Una novela negra en la vida real

El caso coincide curiosamente con el hecho de que se está haciendo una casa en Viladrau una de las mayores especialistas de nuestro país en novela negra, la editora Anik Lapointe, que se sentirá a sus anchas. "¿Ficciones de género policial que guarden parecido? En French Connection tienes el alijo guardado en el coche y el tipo de Marsella. Y en El reino de los ciegos, de Louise Penny, se mezcla el pequeño pueblo de Three Pines con un gran alijo de fentanilo desaparecido".