Las plantas trepadoras están transformando los jardines, aportando belleza y practicidad. A pesar de su popularidad, la glicina, conocida por sus llamativas flores moradas, requiere cuidados exigentes, lo que la convierte en un desafío para los principiantes.

Santa Lucía: Una Alternativa Sencilla

Para aquellos que buscan una opción más fácil, la Santa Lucía (Lonicera sempervirens) es una excelente alternativa. Originaria de Norteamérica, esta planta trepadora es resistente y adaptable, capaz de prosperar en climas templados y fríos con cuidados básicos.

Con una altura de hasta 6 metros, la Santa Lucía embellece cualquier espacio con sus hojas verde oscuro y sus flores tubulares en tonos cálidos que atraen mariposas y colibríes. Su capacidad de tolerar tanto el sol pleno como la semisombra la hace ideal para todo tipo de jardines.

Cuidados Sencillos

Para un desarrollo óptimo, planta la Santa Lucía en suelos bien drenados y ricos en materia orgánica. Elige una ubicación soleada y cava un hoyo amplio para que las raíces se extiendan cómodamente.

El riego debe ser moderado, aumentando en las primeras semanas después de la plantación. Una poda ligera a finales del invierno estimula su crecimiento y mantiene su forma. Fertiliza en primavera para promover la floración abundante y vigila las plagas para garantizar su salud.

Otras Opciones de Fácil Cuidado

Además de la Santa Lucía, existen otras plantas trepadoras de fácil mantenimiento que ofrecen un espectáculo visual sin cuidados intensivos, como la hiedra, la madreselva y el jazmín.

Las plantas trepadoras no solo decoran con encanto natural, sino que también ofrecen múltiples beneficios, como sombra, privacidad y reducción de la contaminación acústica y del aire. Elegir la especie adecuada asegura un jardín estéticamente bello y funcional.