Alfredo Ramírez, testigo de los hechos ocurridos en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014, que conmocionaron a México por la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, narra su experiencia.
El fortuito viaje
Alfredo, quien era secretario general del Sindicato de Colegios de Bachilleres en Iguala, se encontraba en una reunión cuando, al regresar a su casa, se vio envuelto en los fatídicos acontecimientos.
Junto con un compañero, tomó un taxi que transitaba por las inmediaciones del Palacio de Justicia de Iguala, conocido como Ciudad Judicial o puente de El Chipote.
Los disparos
Mientras circulaban, los pasajeros del taxi escucharon detonaciones y observaron un autobús destrozado con impactos de bala en las ventanas.
Al llegar al crucero de Santa Teresa, el taxi se detuvo debido a la presencia de dos camionetas cerradas tipo Urban.
En ese momento, un grupo de policías encapuchados y armados con rifles de asalto aparecieron en el lado derecho del vehículo y comenzaron a disparar.
Alfredo recibió un impacto de bala en el hombro, mientras que su compañero fue herido en el pie.
El taxista aceleró y logró avanzar unos 70 metros antes de que el radiador del vehículo fuera dañado por los disparos, obligándolos a detenerse.
La huida
Alfredo y su compañero salieron corriendo del taxi y buscaron refugio en un taxi que se detuvo al ver la situación.
Aún conmocionado, Alfredo denuncia la impunidad en el caso de la desaparición de los 43 estudiantes y exige que se esclarezcan los hechos y se presente con vida a los jóvenes desaparecidos.