ADN antiguo en Pompeya: revelando nuevas historias

Cuando el Monte Vesubio entró en erupción en el año 79 d. C., sepultó la ciudad romana de Pompeya bajo capas de ceniza y roca volcánica. Los restos de sus habitantes quedaron atrapados en el tiempo, preservados como moldes de yeso que han cautivado a los arqueólogos e historiadores durante siglos.

Nuevas pruebas desafían interpretaciones tradicionales

Sin embargo, nuevas pruebas de ADN están arrojando luz sobre estos moldes, desafiando las interpretaciones tradicionales sobre las relaciones y el sexo de las víctimas. Un equipo de investigadores, dirigido por Alissa Mittnik del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ha extraído ADN de restos óseos fragmentados mezclados con los moldes.

El análisis de ADN reveló sorpresas sorprendentes. En la llamada "casa del brazalete de oro", donde previamente se suponía que una mujer sostenía a un niño, las pruebas mostraron que ambos eran hombres y no estaban relacionados. Del mismo modo, en otra pareja previamente interpretada como hermanas o madre e hija, al menos una de ellas era un hombre.

Diversidad genética y migración

Además de desafiar las relaciones familiares, el estudio también confirmó la diversidad genética de los ciudadanos de Pompeya. Los investigadores descubrieron que descendían principalmente de inmigrantes del Mediterráneo oriental, lo que subraya el amplio movimiento e intercambio cultural en el Imperio Romano.

Pintando una imagen más precisa del pasado

Estas nuevas pruebas de ADN amplían nuestra comprensión de la vida en la antigua Pompeya. Al desafiar las interpretaciones tradicionales y proporcionar información genética, los investigadores están pintando una imagen más precisa de las personas que vivieron en esta ciudad condenada hace siglos.