Se ha encontrado una predisposición genética al insomnio tanto en adultos como en niños, según investigaciones recientes. Un estudio realizado en 2,458 niños europeos reveló que aquellos con una predisposición genética al insomnio tenían dificultades para conciliar el sueño o despertares frecuentes durante la noche. Estos hallazgos son sorprendentes, ya que se pensaba que el insomnio se desarrollaba más tarde en la vida. Es importante establecer hábitos de sueño saludables desde la infancia para prevenir problemas a largo plazo. Aunque la predisposición genética solo es una parte del rompecabezas, mantener una buena higiene del sueño es fundamental para garantizar un buen descanso.
Los resultados de este estudio pueden indicar que los hijos de padres que duermen mal pueden ser particularmente vulnerables a tener problemas de sueño. Por lo tanto, es recomendable establecer prácticas de higiene del sueño desde una edad temprana. Algunas recomendaciones incluyen evitar comer cerca de la hora de acostarse, asegurarse de que la habitación esté oscura y prestar atención al ritmo circadiano del niño. La flexibilidad en los horarios de sueño también puede ser beneficiosa para adaptarse a los ritmos circadianos individuales.
Estos hallazgos resaltan la importancia de identificar y abordar los problemas de sueño desde la infancia para prevenir problemas a largo plazo. Se necesitan más estudios para comprender mejor los procesos subyacentes a la predisposición genética al insomnio y desarrollar estrategias de prevención e intervención temprana.