El retorno de Puigdemont a Barcelona: ¿un desafío al Estado o un triunfo del independentismo?

El pleno del Parlament para investir a Salvador Illa como president de la Generalitat se celebrará este jueves, el mismo día en que se deciden las medallas en las carreras de salto de vallas de los Juegos Olímpicos de París. Para optar a la presidencia, Illa ha tenido que superar varios obstáculos, incluido un acuerdo con Esquerra Republicana, y ahora tendrá que enfrentarse a un nuevo rival: Carles Puigdemont.

Puigdemont, líder de Junts per Catalunya, plantea su regreso a Barcelona no como una rendición, sino como la culminación de un desafío a las instituciones del Estado. Lleva casi siete años viviendo en Bélgica para evitar ser juzgado por su papel en el referéndum de independencia de 2017.

Sobre Puigdemont pesa una orden de arresto, y si logra llegar al Parlament sin ser detenido, Junts lo considerará "una gran victoria del independentismo". Jordi Turull, secretario general de JxCat, ha destacado que Puigdemont es "la primera fuerza de obediencia catalana, sin vínculos con los bloques españoles".

Secreto y movilizaciones

Junts aborda con secretismo el plan de regreso de su líder, pero ha trascendido que el partido busca movilizar a todos los alcaldes independentistas, cerca de 700, para apoyar a Puigdemont. Las entidades cívicas secesionistas, como la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, también han asegurado que lo apoyarán en su regreso.

La estrategia de Puigdemont ha dado un vuelco desde que anunció su regreso durante la campaña electoral de las elecciones del 12 de mayo, cuando confiaba en que las urnas le allanaran el camino de vuelta a la Generalitat y que la ley de amnistía lo librara de la justicia. "Ha habido un cambio de relato", admite Turull.

En lugar de ser un regreso para ser president, la reaparición de Puigdemont en el Parlament solo le permitirá ser testigo de la investidura de un president del PSC, 14 años después de que lo fuera José Montilla.

Reacciones a su vuelta

Junts ha calificado a Salvador Illa de ser el representante del "PSC más españolista de la historia". Marta Rovira, secretaria general de Esquerra, ha cuestionado la idoneidad del retorno de Puigdemont: "¿Qué sentido político tiene que le detengan en este momento después de batallar tanto desde el exilio? Creo que no debería dejarse detener".

El diario Ara ha revelado que uno de los miembros de la Ejecutiva de Junts, el exconsejero de Economía Jaume Giró, le manifestó a Puigdemont la necesidad de reconsiderar su viaje a Cataluña. Giró alegó que en las actuales circunstancias políticas sería "un triunfo de la derecha judicial y comportaría un dolor injusto e innecesario".

Puigdemont reconoce que ha recibido peticiones para que aplace su vuelta, pero asegura que "verme encerrado ha sido el sueño frustrado de los perseguidores españoles durante siete años".

Un pleno condicionado

La detención de un diputado, y en este caso además con condición de expresident, conlleva una fuerte carga política. "Tendría que poder entrar por la puerta principal del Parlament, pero no vamos a dar detalles", explicó Turull este martes.

Si es arrestado de camino al Parlament, "Junts pedirá que el pleno no se celebre", ha avanzado Jordi Turull. "Los que seguro que no van a estar allí van a ser los diputados de JxCat".

Albert Batet, presidente del grupo parlamentario de Junts, ha manifestado que el plan de acción dependerá de cómo se desarrollen los hechos. "No nos queremos resignar a ver como algo normal que haya una ley de amnistía y que el Tribunal Supremo no la aplique".

Marta Vilalta, portavoz de Esquerra, admite que la detención de Puigdemont sería un "hecho muy grave", pero descarta que tenga capacidad para hacer naufragar el proceso de investidura de Salvador Illa: "El Tribunal Supremo no puede decidir los tiempos del Parlament".

La ley fija que el 26 de agosto es el plazo tope para investir a un president y evitar así la repetición electoral.