El Adviento, proveniente del latín "adventus" que significa "venida", es más que un conteo regresivo para Navidad; es una oportunidad para reflexionar y prepararse para la llegada de Jesucristo. En las cuatro semanas previas a la Navidad, la liturgia cristiana ofrece este tiempo, marcado por el color morado, como una oportunidad para el arrepentimiento y la esperanza.

El Adviento nos insta a recordar y celebrar el nacimiento de Jesús en Belén. Su humilde venida como uno de nosotros, lleno de pobreza y humildad, marcó su primera venida. Este momento nos recuerda su presencia entre los hombres y la importancia de su vida en la historia humana.

El tiempo presente nos desafía a vivir la "presencia de Jesucristo" en nuestras vidas diarias. Esto implica vivir vigilantes, actuando con justicia y amor, siguiendo sus enseñanzas y siendo ejemplos de su mensaje en el mundo.

El Adviento también nos impulsa a prepararnos para la "Parusía" o segunda venida de Jesucristo, donde vendrá en su gloria como Juez. Este momento culminante premiará a aquellos que han sido fieles en su fe y han vivido como hermanos buenos y fieles, ofreciendo la esperanza de una vida eterna y libre de sufrimiento.

En algunas iglesias cristianas, el Adviento representa un tiempo litúrgico para la preparación de la Navidad, marcando las cuatro semanas anteriores al evento.

El Adviento es más que una simple espera; es un tiempo de reflexión, acción y preparación para acoger la Navidad con plenitud espiritual.