Réquiem por las mañaneras

Las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) han llegado a su fin, marcando el cierre de una era de comunicación política en México. Con un recuento de 1.423 conferencias y aproximadamente 2.932 horas de grabación, según MILENIO, las mañaneras se han convertido en un sello distintivo de la presidencia de AMLO.

El confidente del pueblo

Para muchos mexicanos, las mañaneras se convirtieron en un ritual diario, un momento para conectarse con el mandatario y escuchar su perspectiva sobre los acontecimientos del país. Para algunos, como el padre del autor, las mañaneras ofrecían un respiro de la enfermedad y una sensación de reconexión con la sociedad.

"Qué bueno que les dijo sus cosas a esos cabrones", decía mi padre, descendiente de otomíes, sobre la carta de AMLO al rey Felipe VI pidiendo disculpas por la Conquista.

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Las mañaneras también sirvieron como un foro para que AMLO abordara temas controvertidos, como la corrupción, la violencia y las desigualdades sociales. Su discurso directo y su estilo confrontativo resonaron entre muchos mexicanos que sentían que sus preocupaciones habían sido ignoradas durante mucho tiempo.

Una herramienta de comunicación

Más allá de su valor informativo, las mañaneras se convirtieron en una herramienta de comunicación estratégica para AMLO. Le permitieron controlar el mensaje, establecer su agenda y responder directamente a sus críticos.

La sección "Quién es quién" y la lista de reproducción musical propuesta por AMLO son ejemplos de cómo utilizó las mañaneras para promover su agenda y diluir las críticas. Al mismo tiempo, las conferencias ofrecieron una plataforma para que AMLO se defendiera de acusaciones, como la campaña #Narcopresidente.

El fin de una era

El fin de las mañaneras marca un cambio significativo en el panorama político mexicano. AMLO ha abandonado un formato que se había convertido en sinónimo de su presidencia, pero el legado de las mañaneras seguirá sintiéndose.

Para muchos mexicanos, las mañaneras crearon una conexión directa con el poder, una sensación de participación en la toma de decisiones y una nueva forma de interactuar con su líder. Sin embargo, también hubo críticas sobre la falta de rendición de cuentas y la potencial manipulación de la información.

El tiempo dirá cómo se recordarán las mañaneras en el futuro, pero indudablemente han dejado una huella indeleble en la política mexicana.