La vacuna de AstraZeneca contra la Covid-19, retirada de la comercialización en la UE
La Comisión Europea ha retirado la autorización de comercialización de la vacuna de AstraZeneca contra la Covid-19, tras la petición de la propia compañía farmacéutica. Según el laboratorio, hay un excedente de vacunas disponibles, lo que ha provocado una disminución en la demanda de Vaxzevria, que ya no se fabrica ni suministra.
Reacciones adversas y retirada
La vacuna de AstraZeneca fue suspendida cautelarmente en España en marzo de 2021, tras la aparición de casos de trombosis con trombocitopenia (STT). Este síndrome, junto a otros graves como el de fuga capilar y el de Guillain-Barré, ya fueron incluidos en la ficha técnica y el prospecto del producto en 2021 como reacciones muy raras, es decir, que ocurren en menos de 1 de cada 10.000 casos.
Tras las conclusiones de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, la inoculación con Vaxzevria fue abandonada antes de 2022 y no ha habido actualizaciones a las nuevas variantes, como sí ha ocurrido con las de Pfizer y Moderna. Los efectos secundarios graves se daban en los primeros 14 días, por lo que cualquier persona que se vacunó en su momento puede estar tranquila.
Controversia y desinformación
Los antivacunas han aprovechado la retirada de la vacuna de AstraZeneca para difundir desinformación, vinculándola con la aceptación por parte de la compañía ante un tribunal británico de que puede causar trombos. Sin embargo, es importante recordar que este síndrome es muy raro y que la vacuna ha salvado millones de vidas en todo el mundo.
Los expertos en psicología explican que los antivacunas suelen ser personas vulnerables que buscan información que confirme sus creencias, ignorando los datos objetivos que contradicen su postura. Esta tendencia se ha visto agravada por la pandemia y la difusión de noticias falsas en redes sociales.
El sistema de salud funciona
Para Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología, la retirada de la vacuna de AstraZeneca es una prueba de que el sistema de salud funciona. A pesar de la situación pandémica, no se utilizaron vacunas que provocaban eventos adversos graves, aunque fueran muy poco frecuentes.