San Gabriel Chilac busca ser reconocido como la cuna del bordado a mano

En el corazón del Valle de Tehuacán, a dos horas al sur de la ciudad de Puebla, se encuentra el municipio de San Gabriel Chilac, un lugar donde el arte y la tradición se entrelazan en cada hilo y puntada. La comunidad de este pintoresco pueblo trabaja incansablemente para conseguir el reconocimiento de su invaluable herencia cultural: el bordado a mano.

Preservando un patrimonio intangible

Los artesanos de San Gabriel Chilac están decididos a preservar y defender su herencia cultural, que se remonta a tiempos prehispánicos. Para lograrlo, buscan que sus bordados sean declarados Patrimonio Cultural Intangible por el Estado de Puebla, un reconocimiento que valoraría la tradición y el simbolismo que encierran.

El promotor artesanal Mariano Correón Martínez, representante del grupo indígena Xochisiuamej (mujer flor), señala que la entrada de las máquinas computarizadas ha desplazado a muchos artesanos de su oficio tradicional. Por ello, junto con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) campus Tehuacán, han elaborado una propuesta para retomar el trabajo de bordado a mano.

El valor de la tradición frente a la tecnología

Correón Martínez enfatiza que el uso de máquinas computarizadas, si bien ha facilitado el trabajo, también podría acabar con el trabajo tradicional, poniendo en riesgo la cultura del bordado. Además, incrementa la desigualdad social, ya que no todos tienen la posibilidad de comprar una máquina computarizada, cuyo costo asciende a medio millón de pesos.

El proyecto que San Gabriel Chilac trabaja junto con la BUAP contempla el control de calidad, el diseño, la comercialización y la producción de sus diseños para que puedan registrar su marca y competir en el mercado internacional. Cada bordado es único, ya que incluye flores de la región, animales y elementos prehispánicos, promoviendo así sus raíces y esencia como grupo.

Un reconocimiento a la herencia cultural

El municipio de San Gabriel Chilac busca el reconocimiento, protección y conservación de los procesos, técnicas, características y patrones de sus bordados. Este reconocimiento no solo sería un homenaje a su invaluable herencia cultural, sino también un impulso para el desarrollo económico de la comunidad, promoviendo el turismo y generando empleos.